BARCELONA. Ese encuentro, convertido ya, después de trece ediciones, en una reunión de autores con editores y periodistas, ha congregado en el vestíbulo del céntrico hotel Regina de Barcelona a un centenar de autores.

A esta primera cita conjunta del día han acudido Juan Eslava Galán; Gustavo Martín Garzo; Jordi Sierra Fabra; Sebastià Alzamora; Imma Monsó; Joan Barril; Imma Chacón; Javier Moro y los mediáticos Mario Vaquerizo; Arcadi Alibés; Gerard Quintana; Ferran Martínez o Boris Izaguirre.

No han faltado algunos políticos que se han adentrado en la escritura como el conseller Ferran Mascarell, el expresidente cántabro Miguel Ángel Revilla, el eurodiputado Raül Romeva, el concejal barcelonés Antoni Vives y el exministro Manuel Pimentel.

Para Martín Garzo Sant Jordi es "una fiesta única en el mundo" y no conoce "nada igual", mientras que la escritora sueca Mari Jungstedt considera una aventura el poder encontrarse "con lectores de un país y una cultura diferente" que han leído sus libros.

El autor de "Fago", Carles Porta, considera que "en un día como hoy los ciudadanos deberían ser conscientes de que con cada libro que compran se da una bofetada a la crisis, sin esperar a que los decretos-ley nos arreglen las cosas".

Aún ha ido más lejos la escritora Lucía Etxebarría cuando, mostrando su dedo roto, confesaba que hoy le resultará difícil firmar porque estuvo más de tres horas en el Hospital de Sant Pau sin que la atendieran, por los recortes.

Ferran Mascarell ha hablado de "un Sant Jordi más estimulante que el de 2011, cuando coincidió con la Semana Santa", y ha destacado el "buen trabajo de editores y libreros".

El conseller de Cultura, que ya se ha hecho con una veintena de títulos en su librería habitual, ha pedido a los ciudadanos que compren y regalen libros, y para ello ha recomendado escritores como Pau Vidal, Sebastià Alzamora y Rafael Nadal.

El Premio Planeta Javier Moro exhibía su alegría por firmar en el "único día -ha dicho- en el que hablas con gente que se ha leído tus libros".

Autores de cómic como Juan José Saer o Aleix Saló han coincidido en que es "un día muy especial, sobre todo, por el contacto con los lectores", y se han congratulado de que por fin a los dibujantes de la historieta se les trate "como a autores".

El periodista Jordi Panyella, autor de "Fèlix Millet, el gran impostor", afronta su primer Sant Jordi como autor y ha advertido que piensa pasárselo "bomba", y "simplemente disfrutar" del día.

El más alto de los autores, el exjugador de baloncesto Ferran Martínez , autor de "Zen 305", también debutante en Sant Jordi, ha señalado que le solicitan su firma tanto los lectores como aquellos que le seguían en su etapa deportiva y "eso lo hace más interesante".

El teniente de alcalde Antoni Vives alternará como concejal y autor, visitando unas escuelas en el barrio de Les Corts y firmando ejemplares de su novela "Les banderes de l'1 d'abril".

El eurodiputado Raül Romeva prefiere no mezclar sus diferentes "sombreros" porque "hoy es un día para hablar de literatura y de libros, y ya habrá más días para tratar sobre cuestiones políticas".

El político cántabro Miguel Ángel Revilla se estrena hoy con casi 70 años como autor con un libro que escribió en 28 días y en el que hace "descender de las alturas a personajes como Botín, Zapatero o el mismo rey para explicar qué está pasando actualmente".

El exministro Pimentel no ha ocultado su devoción por Sant Jordi y ha proclamado: "El libro es hermoso. Viva el libro".

En un día como hoy no faltan personajes mediáticos y, sin duda, el más solicitado será Mario Vaquerizo, que ha asegurado que vive la jornada con "furor", encantado de estar en contacto con la gente.

En una pose más intelectual de la habitual ha anunciado que comprará 20 libros, y para sus fans deja dos de sus obras preferidas: "Tenemos que hablar de Kevin" y la biografía de Patti Smith.

Grandes ausentes de esta primera foto de familia han sido Eduardo Mendoza o Carlos Ruiz Zafón, mientras que sí estaban un caracterizado Sherlock Holmes y el famoso abuelo de 100 años que saltó por la ventana embutido en un poco discreto traje rosa.