presidente de la Fundación Artium
Al hoy diputado general le han pasado unas cuantas cosas en estos diez años. ¿Se acuerda de algo de aquel 26 de abril de 2002?
Lo recuerdo muy bien. Lo hago con mucho cariño pero tampoco me puedo olvidar del accidente laboral que se vivió aquí, en la Diputación, coincidiendo con la inauguración. De la muerte del trabajador nos enteramos cuando acabó el acto en sí. Pero como te decía, había ilusión y expectativas por lograr un gran centro. Fue un trabajo intenso en el cual tenían participación muchas personas. Me acuerdo mucho de todo lo que hizo Perico Sancristóval, del trabajo de Arquitectura para hacer la obra, de Hacienda para establecer todos los acuerdos y convenios para conseguir patrocinadores, y, por supuesto, de Cultura para equipar de manera adecuada aquello.
Al Partido Popular le tocó poner en marcha, desde la Diputación, un proyecto con el que tenía varias diferencias.
Nosotros fuimos partidarios de buscar una ubicación distinta, y aproximarlo a los museos que ya estaban en marcha, es decir, a ese itinerario cultural que hay en la Senda. Pero bueno, es verdad que había un problema que se le había generado a la ciudad en el agujero de la antigua estación de autobuses y, políticamente, alguien quiso solucionar el problema del Ayuntamiento y esa fue la opción que pesó por encima de otras. Siempre hay que hacer de la necesidad virtud y había que dotar a ese hueco de un centro adecuado. Creo que ha respondido muy bien a las necesidades de Álava.
¿Cómo cree que ha funcionado el museo en esta década?
Bien. Es posible que la ilusión que generó se haya mantenido entre quienes aprecian, valoran y son sensibles al conjunto artístico, mientras que quienes tenían la expectativa de que fuera un centro de ocio y espectáculo a otro estilo se han encontrado con que no ha sido lo que esperaban. Tengo la convicción de que se ha convertido en un centro de referencia en el ámbito museístico contemporáneo en España.
Estamos en una época complicada en lo económico para todos, también para las instituciones, entidades y empresas que conforman la Fundación Artium. ¿Qué se les dice para que ajusten su aportación pero no desaparezcan?
Lo primero que hay que hacer es reconocer el esfuerzo que han llevado a cabo durante muchos años para estar apoyando a la Diputación en el sostenimiento de Artium. En segundo lugar, entiendo que, en estos momentos, haya empresas que tengan que mirar cuáles son sus gastos y hasta dónde pueden extender la mano. Pero también creo que hay una cosa muy importante y es el que se mantenga el vínculo. Podemos hablar de unas cuantías u otras, pero me parece muy importante mantener la relación entre los patrocinadores privados y Artium para que en el momento en que salgamos de este estado de apuro, se mejore de manera conjunta.
Y tras el aniversario, el futuro del museo debe avanzar por...
Está bien enfocado por donde está caminando. En este momento, lo que tiene que hacer el museo es centrarse en los problemas de la gente, es decir, tiene que ser un transmisor de la realidad social. Hoy, los ciudadanos están viviendo unos instantes complicados, de inseguridad en la parte económica, y Artium tiene que reflejar eso y ser consciente de la situación económica que atravesamos todos. Eso, a veces, pasa por hacer renuncias por parte del museo tanto en su gestión ordinaria como en la obra que presenta, en el sentido de que tienen que ser piezas sensibles a lo que estamos viviendo.