PAMPLONA. El primero, "Oteiza y Unamuno; dos tragedias epigonales de la modernidad", de Juan Arana Cobos, analiza la influencia del filósofo en el imaginario oteiciano, mientras que "Oteiza y los nuevos paradigmas científicos", de Ignacio Sánchez Simón, indaga en la presencia de conceptos vinculados al mundo científico y matemático en la configuración de su estética.

Según informa el Museo en un comunicado, ambos publicaciones, que han sido editadas por la Fundación Oteiza, entidad financiada por el Gobierno de Navarra, con la colaboración de Kutxa Social, son el resultado de los proyectos de investigación que recibieron las becas Itziar Carreño concedidas por la Fundación Oteiza en años precedentes.

El primero de estos dos volúmenes, "Oteiza y Unamuno: dos tragedias epigonales de la Modernidad", analiza la notable influencia del autor de Bilbao en la configuración del pensamiento de Oteiza y en su identificación con el conflicto religioso unamuniano.

Ese volumen analiza la presencia de Unamuno como el filósofo fundamental que acompañó a Oteiza durante todo su proceso de investigación artística e intelectual y a través del cual hereda la visión trágica de la vida.

"Oteiza cita y comenta al filósofo profusamente en obras fundamentales como Interpretación estética de la estatuaria megalítica americana, Quousque Tandem?! o Ejercicios espirituales en un túnel y es constante su referencia a temas puramente unamunianos y su persistente diálogo o lucha con sus ideas. A Unamuno le dedicó un busto tardío y muchas anotaciones y escritos inéditos", señala Arana.

Ambos autores comparten, además, según indica, "la exigencia de crear una realidad a través de la ficción para renovar situaciones culturales de estancamiento manifiesto, como es caso de la crisis del pensamiento moderno."

Por su parte, "Oteiza y los nuevos paradigmas científicos" parte de la presencia, en la obra escrita de Oteiza e incluso en los títulos de algunas de sus obras escultóricos, de multitud de conceptos científicos, relacionados con lo epistemológico, químico, médico, físico y matemático.

La abundante presencia de la terminología científica revela una doble intención, "elevar la estética a un nivel de exactitud comparable al de las ciencias epistemológicas y avalar con ello las tesis ontológicas", sostiene Sánchez.

Este libro aborda la problemática que gira en torno a los conceptos científicos que manejaba Oteiza para ilustrar sus tesis. La temática abordada es enormemente amplia, según explica, pero en ella se encuentran también temas concretos y acotados que van de la mano de la más racional y abstracta de las disciplinas: la matemática.

Dentro de esa disciplina se encuentra la principal y más oculta vinculación entre el proceso de abstracción de la geometría del siglo XIX y el de la obra de Oteiza: la crisis que supuso para el concepto de dimensión el descubrimiento hecho por Georg Cantor en 1877.

De este modo, la principal tesis de este estudio reside en el vínculo entre este descubrimiento y la necesidad expresada por Oteiza de Âromper la conexión del Tiempo con el Espacio en el final de su periodo escultórico, así como el uso privilegiado de la sección frente al de la proyección para la consumación de tal fin, haciendo extensible a toda su obra escultórica el concepto de muro como "corte resumen de un hiperespacio".