Vitoria. El hoy de Artium dice que en su patronato conviven diferentes administraciones, entidades y empresas, pero eso nunca ha escondido una realidad clara y evidente: la colección que el museo custodia es propiedad de la Diputación Foral de Álava y es esta institución el eje básico de su fundación también en la aportación económica. Nadie pone en duda, por tanto, un hecho que el centro reivindica cada vez que puede: el espacio es, ante todo, propiedad de los ciudadanos del territorio.

Desde que en 1996 el proyecto Artium, aunque tardó lo suyo en tener nombre, estuviera sobre la mesa fueron varias las polémicas políticas que se suscitaron entre los diferentes partidos políticos, alguno de los cuales no llegó a asistir a la inauguración del museo aquel 26 de abril de 2002 en forma de protesta. Una de las discusiones más destacadas se refirió a qué control iban a tener sobre el funcionamiento del centro las Juntas Generales de Álava (es decir, el lugar de representación de la ciudadanía de la provincia a la que pertenece el centro) toda vez que el espacio iba a depender de una fundación, en principio, pública.

Una década después todo aquel bullicio de declaraciones, críticas y acuerdos ha quedado muy atrás. Tras la apertura del museo, su director acude, como mínimo, una vez al año a la Comisión de Cultura de la Cámara foral para dar explicaciones de su actividad y de sus planes. Y, por lo menos, una vez cada doce meses, los partidos políticos devuelven la visita a Artium.

A ellos, a quienes ostentan la representación de la ciudadanía a la que pertenece la colección y el centro en su conjunto, a los que están presentes en esa Comisión de Cultura de las Juntas Generales, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA les ha pedido que se detengan un momento en su actividad para reflexionar sobre la infraestructura cultural más importante del territorio.

Partido Popular

Balance muy positivo

Reconocimiento y gratitud son los dos conceptos claves para el Partido Popular en boca de su portavoz en Juntas, Ana Morales, a la hora de realizar un "balance extraordinariamente positivo" sobre una década en cuyo inicio la juntera resalta la figura del ex diputado general de Álava y primer presidente de la Fundación Artium, Ramón Rabanera.

Pero no se queda ahí. "Artium debe mucho al equipo de profesionales que lo ha dirigido. Tanto Javier González Durana como Daniel Castillejo han sabido ganarse la implicación de los artistas vascos y alaveses con el proyecto. Y esa conexión ha sido una de las claves de su éxito, ya que constituye un proyecto vivo y abierto a la constante participación de todos los ciudadanos", apunta. Tampoco se olvida de la contribución de los patronos como ejemplo de "la implicación sin precedentes de la sociedad alavesa" en "uno de los principales centros de arte contemporáneo en España".

Partido Nacionalista Vasco

Un verdadero centro-museo

Desde el Partido Nacionalista Vasco habla Malentxo Arruabarrena, la penúltima presidenta del comité ejecutivo de Artium. La hoy juntera resalta que el museo ha demostrado en esta década "que ha sido capaz de hacerse su propio hueco, no es aquel Guggenheim como pensaban algunos y un fracaso como pensaban otros", sino "un verdadero centro-museo" con una personalidad definida y referencial.

"La realidad ha demostrado que Artium sólo ha necesitado ilusión, calidad, trabajo y respeto para conseguir llegar a ser lo que es. En estos diez años ha crecido (...) proyectando una imagen de Vitoria-Gasteiz y de Álava contemporáneas y comprometidas con el arte y la cultura", apunta Arruabarrena, quien destaca la labor del área educativa del espacio y apunta que "quizá ahora sólo falta que también los gasteiztarras y la ciudadanía alavesa lo hagamos nuestro, que sea una parte más de nosotros".

Bildu

Ideas y pensamiento crítico

Ponerlo en marcha "fue una decisión atrevida y necesaria". Así se expresa Lorena López de Lacalle, también presidenta del Comité Ejecutivo del museo durante casi cuatro años. La representante de Bildu señala, no obstante, que los comienzos del centro estuvieron marcados por cierto elitismo procedente de la anterior dirección. "Castillejo quiere un museo abierto, participativo y que conecte con la gente; que sea centro de ideas y de pensamiento crítico; que vertebre la ciudad. Apoyamos ese modelo", dice la juntera, que, sin menospreciar las aportaciones privadas a la fundación, defiende la necesidad de mantener la apuesta por lo público y llama a la creación de una red de infraestructuras culturales en Euskal Herria.

Además, la juntera, que destaca la labor de la biblioteca y reclama mayor oferta en euskera, comenta que lo básico para el futuro es que "Artium siga siendo fiel a la radicalidad de su mensaje".

Partido socialista De Euskadi-EE

Motor de seducción

"Un museo perseguido" que se convirtió en un ejemplo de "proyectos que nacen del consenso político". De esta forma echa la vista atrás Cristina González, portavoz del PSE-EE en las Juntas, quien pone como paradigma de ese consenso la actuación de su partido primero para decidir la ubicación y construcción del centro con PNV y EA, y, segundo, para dotarlo de presupuesto con el PP.

"Un museo debe cubrir muchos frentes. El artístico, el ser vanguardia de colecciones y exposiciones, pero también debe ser un lugar de ocio, donde perdamos el respeto mal entendido al arte contemporáneo, y en Artium hay medios para conocerlo, entenderlo, disfrutarlo, criticarlo y divertirse", según la juntera, quien espera que el espacio sea "un motor de atracción de Álava al que hay que seguir cuidando y apoyando institucionalmente para que cuente con más actividades que a su vez aumenten el interés por conocer Álava".

Ezker Batua-Berdeak

Un largo recorrido por delante

Nerea Gálvez, portavoz de EB-Berdeak en la Cámara foral, mira a Artium como un joven que si bien es referente en Álava todavía tiene mucho que andar. Y apuesta por seguir aunque en su análisis no pierde de vista la crisis. "Clausurar o acallar los espacios de crítica, de expresión cultural, de apertura al mundo, de integración... está en relación directa con la estrategia conservadora que busca el desmantelamiento del estado de bienestar", dice citando a Krea y Proyecto Amarika.

"Es esta realidad, la que tiene en la cuerda floja a la cultura, la que marca responsabilidades nuevas para Artium. Entre otras, recoger el testigo y redimensionar al centro en el espacio alavés", según Gálvez, quien apunta que "a pesar de ser el vehículo que revierte en la sociedad el esfuerzo que realiza, no podemos negar la evidencia. No hay un tránsito masivo en las salas del centro. Ese debe ser otro de los retos. La apertura de a la sociedad".