londres. La bailarina española Tamara Rojo cree que "los momentos difíciles nos hacen más valientes" y por eso no se lo ha pensado dos veces para asumir, en la cúspide de su carrera, la dirección artística del English National Ballet.
Llegó a Londres hace catorce años sin saber inglés y tres años después ya se había convertido en primera bailarina de una de las compañías más prestigiosas del mundo, el Royal Ballet de Londres. Ayer fue elegida para dirigir a partir de septiembre otra de las más importantes del Reino Unido, el English National Ballet, una conquista en toda regla de la que Tamara Rojo, de 37 años, se siente orgullosa. "Esto demuestra la calidad del Reino Unido, su increíble concepto democrático. Están dispuestos a elegir a los que creen que son los mejores sin importarles de donde vienen ni el acento con el que hablan", explica.
En medio del ajetreo de los pasillos del Royal Opera House, uno de los templos más importantes de la danza y la ópera del mundo, la bailarina se mueve como pez en el agua en la que ha sido su casa durante los últimos once años. "Me llevo muy buenos recuerdos. He tenido un carrera increíble aquí pero creo que es un buen momento para irme, me gusta hacerlo cuando estoy en lo más alto. Podía haber continuado aquí muchos años, pero soy una persona inquieta y me gusta aprender y complicarme la vida", reconoce mientras hace estiramientos imposibles sobre un sofá. Su aspecto delicado y frágil se desvanece gracias a la fortaleza y claridad de ideas que demuestra en cuento empieza a hablar y a contar con convicción sus objetivos con el English National Ballet, una compañía de repertorio clásico con 60 bailarines. "En estos momentos hay que tener una identidad específica porque hay muchas compañías y poco dinero. Quiero que hagamos coreografías que se vean por primera vez aquí", explica.
A pesar de su cargo directivo, Tamara Rojo, que en mayo cumplirá 38 años, seguirá bailando. Los medios británicos, que han recibido con entusiasmo su nombramiento, destacan que la española se llevará consigo a miles de fieles admiradores que la siguen desde hace tiempo. "Espero que eso sea así, pero también quiero atraer a otros artistas. Bailarines, coreógrafos, diseñadores....", afirma.
De lo que no cabe duda es de que Rojo llega como responsable de la compañía británica en un momento complicado porque las subvenciones se han recortado considerablemente. "En los momentos difíciles es cuando más se evoluciona, cuando uno está obligado a innovar. Cuando hay dinero nadie se planeta cambiar. Pero suele pasar que en los momentos difíciles se producen mejores cosas porque es cuando nos hacemos más valientes", relata la prima bailarina nacida en Canadá pero criada en Madrid, donde empezó a bailar con Víctor Ullate.
Rojo, premio príncipe de Asturias en 2005, lleva años intentando que las cosas cambien en España. "El problema es que no se crean las estructuras para que las instituciones culturales sean completamente independientes. En España el arte y la cultura se hacen para ganar elecciones", se queja. Después de aprender del modelo británico, donde un consejo independiente de las artes gestiona el dinero las subvenciones, Rojo no entiende cómo en España son los políticos los que eligen a los directores de museos, compañías de danza u orquestas "sin tener el conocimiento" preciso.