Vitoria. Desde el pasado 31 de diciembre, el Proyecto Amarika (es decir, la gestión compartida entre la Diputación y la Asamblea Amarika de las salas de exposición forales) es ya historia. Bueno, no del todo. En teoría, el punto final iba a llegar mañana con el cierre de la última muestra nacida de esta colaboración, Rara avis, una propuesta instalada en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa que reúne a cuatro jóvenes ilustradoras alavesas (Amaia Arrazola, Estibalitz Jalón Martínez, Itziar San Vicente y Yolanda Mosquera) con otras tantas escritoras (Karmele Jaio, Espido Freire, Toti Martínez de Lezea y Txani Rodríguez).

Sin embargo, la bajada del telón ha quedado suspendida, además sine die. La muestra se va a prolongar hasta nuevo aviso ya que ni la exposición tiene compromisos inmediatos en otro lugar ni el espacio cuenta con ninguna otra oferta a partir de ahora. A eso se le une que el público ha respondido bastante bien hasta el momento a este diálogo a cuatro bandas.

Lo curioso del trabajo comisariado por Sara Morante es que, en su día, esta producción estuvo a punto de no llevarse a cabo a raíz de la decisión foral de distanciarse de la Asamblea Amarika y romper su acuerdo de colaboración, aunque, al final, la Diputación se comprometió a respetar los últimos coletazos del proyecto que compartía con el grupo de artistas locales.

Dejando a un lado ese contexto anterior y actual, aquella parte del público que todavía no haya conocido la propuesta de Rara avis, tiene ahora una nueva oportunidad de encontrarse con una curiosa e interesante unión entre ocho mujeres del territorio de diferentes intereses y generaciones, entre la palabra y la imagen, entre formas distintas de entender y expresarse. El resultado no es una serie de dibujos que acompañan a los textos. Ni mucho menos. La literatura es aquí inspiradora de obras que tienen sentido y cuerpo propio.