madrid. A sus 34 años, Alberto Morais está cansado de ver cómo el cine español aborda una y otra vez la Guerra Civil, la postguerra o la que se dio en llamar la retirada, que es de lo que va Las olas, su debut en la ficción, y se ha decidido a "utilizar la historia como personaje y no como decorado de fondo".

"Soy muy consciente de la historiografía del cine español, de lo que se ha hecho y cómo se ha hecho, y creo que las aproximaciones al pasado muchas veces han tenido elementos costumbristas que, o trivializaban o generaban lugares comunes", señaló el director en una rueda de prensa en Madrid.

Escoltado por los protagonistas de la historia, Carlos Álvarez Novóa -Goya en 1999 por Solas-, que es Miguel, el alma de la película, y Laia Marull (Blanca), dueña de tres Goyas, el último, el año pasado por Pa negre, el director ha dejado claro que ha querido trabajar con el sensible material que es la memoria histórica desde la asepsia emocional.

"Yo no quería dotar de una moral ortodoxa a la película, sino mostrar unos hechos que han ocurrido, y dejar que el espectador se posicione con libertad, no darle proclamas", indicó. La película es un viaje al pasado de Miguel, uno de los 100.000 españoles que huyeron de la Guerra Civil en 1939 y se encontraron con el infierno del campo de concentración de Argelès-sur-Mer, construido por el gobierno de Francia, sin las más mínimas condiciones para sobrevivir. Contada según el momento en valenciano, francés y castellano, la cinta comienza con la muerte de la esposa, que deja a Miguel en la más completa soledad. Solo, decide emprender un viaje largo tiempo deseado: volver a aquella playa donde lo perdió todo, incluida su compañera Emilia, de la que guarda una foto. Miguel, que sufre narcolepsia y no sabe seguro si lo que vive es completamente real, emprende un camino salpicado de incursiones oníricas en las que revive el exilio a pie, los fusilamientos falangistas o los campamentos milicianos a un ritmo que es el de un hombre de 80 años, con largos planos secuencias y mucho protagonismo de la geografía.