londres. Meryl Streep, que encarna de manera magistral a Margaret Thatcher en La dama de hierro, cree que el filme sobre la exprimera ministra británica evalúa el coste emocional de sus decisiones y demuestra que "nadie es de acero".
En una entrevista con Efe con motivo del estreno en España y el Reino Unido de una película muy esperada, la actriz admite que lo que más le interesó del filme sobre Thatcher es que se trata de una mujer que está al final de su vida y sopesa las decisiones que tomó y el coste emocional que todo ello supuso.
"No mucha gente tiene ese hierro y la ironía del título (del filme) es que nadie es de acero, todos lamentamos cosas, al final de nuestra vida evaluamos el coste de las decisiones que tomamos, esa es la parte que me interesaba", afirma la actriz.
Vestida con una blusa azul, el color del conservadurismo de la que fuera primera ministra entre 1979 y 1990, Streep habla de manera apasionada y pausada del personaje que le tocó interpretar, si bien admite que no compartía sus ideas políticas.
Pese a todo, el filme le ayudó a valorar el "tamaño" de la hazaña de Thatcher en un mundo dominado por hombres. "La desdeñaba, no compartía sus políticas, anticuada, amiga de Reagan, todo lo que no me gustaba, no me interesaba", dice Streep molesta y pasándose la mano por el pelo, casi con rabia, al mencionar al expresidente estadoundense Ronald Reagan.
Aunque La dama de hierro ha recibido críticas por el guión, es la interpretación que hace Streep de Thatcher -a la que imita casi a la perfección- lo que más atrae, por la capacidad de la actriz para transmitir las emociones y la personalidad de una mujer controvertida, odiada y adorada a partes iguales.
Se trataba de mostrar, explica, "el final de su vida y mirarla a través de los lentes de una mujer que rompió moldes" y "ver su vida a través de sus propios ojos al final de la misma, cuando ella hace su propio análisis, un análisis emocional del coste de las decisiones".
Es una película "subjetiva, no una biografía, no aborda una verdad objetiva de los eventos que sucedieron en sus años en el poder. Es una historia íntima de una persona", agrega.
Los críticos no dudan en anticipar un Oscar para Streep porque imita casi a la perfección la voz, el movimiento del labio inferior y toda la autoridad que hizo famosa a la política conservadora, si bien la actriz admite que no tuvo mucho tiempo para preparar su interpretación por razones familiares.
Al ser preguntada por si siente que tiene algo en común con Thatcher, Streep responde que comparte algo del carácter "implacable" de la ex líder del Partido Conservador, pero nada comparado con su capacidad "para la lectura y para absorber información".
Además, a Streep le interesó ver cómo fue la caída de Thatcher y recordó cuando casi humilló a Geoffrey Howe -el que fuera su ministro de Economía, Exteriores, Líder de la Cámara de los Comunes y al final adversario político, interpretado por Anthony Head- durante una reunión de gabinete al detectar faltas de ortografía en un documento que le había presentado.
La escena de Howe retrata bien a una primera ministra al final de su carrera política. "Demasiado Thatcher", dice Streep al referirse a la seguridad personal que tenía ya la prime minister.
"Cuando reducimos a nuestro adversario a algo menos que estatua humana entramos en un terreno muy peligroso", sentencia.