budapest. El pícaro Picasso, el que se vio envuelto en el robo de la Mona Lisa en 1911, que hacía perrerías con Braque y Apollinaire y teorizaba en casa de los Stein es el que interesa a Fernando Colomo, quien recrea en Budapest el París de principios del siglo XX para su nuevo filme, La banda Picasso.
Convirtiendo el Museo de Arte Contemporáneo de la capital húngara en el Salón de los Independientes de la ciudad del Sena, donde Georges Braque hace ahora exactamente cien años mostraba su cuadro El gran desnudo, Colomo hacía ayer realidad su sueño. El director madrileño, fanático del cubismo, quería contar la historia del joven Picasso despojándole de la fama, retratándole cuando era "un bajito español que no hablaba francés y llegó a París para cambiar la Historia del Arte".
El que fuera fundador de la comedia madrileña con Tigres de papel, sigue apostando por lo juvenil y desenfadado, aun cuando para su "banda" cuenta con los artistas más influyentes del siglo XX: además del pintor malagueño y de Braque, Guillaume Apollinaire, Max Jacob, Henri-Pierre Roché, Henry Matisse o Leo y Gertrude Stein.
"Es una historia tan insólita que todo el mundo se va a pensar que es una ficción", explicó Colomo durante el rodaje, que le tendrá ocupado hasta el 17 de diciembre en Budapest, donde filma por primera vez en francés y con un reparto de caras anónimas, con Ignacio Mateos (Picasso), Stanley Weber (Braque) y Pierre Bénézit (Apollinaire).