Madrid. LA reapertura del caso de Natalie Wood treinta años después de su misteriosa muerte recuerda que, desde Marilyn Monroe a Pier Paolo Pasolini pasando por Brandon Lee, son muchas las desapariciones de estrellas de cine selladas bajo la ambigua coletilla de "en extrañas circunstancias". Natalie Wood, que nunca ocultó su miedo al agua, conmocionó al mundo al aparecer el 29 de noviembre de 1981, a los 43 años, ahogada en las proximidades de la isla californiana de Santa Catalina, donde pasaba el fin de semana junto a su marido, Robert Wagner, y al actor Christopher Walken. La leyenda negra, más partidaria de un complejo crimen pasional, nunca se creyó el informe policial y las nuevas informaciones que han motivado la reapertura del caso vuelven a abrir a todo tipo de elucubraciones. En una concurrida rueda de prensa, el teniente John Corina, de la oficina del alguacil del condado de Los Ángeles, aclaró el viernes, no obstante, que Robert Wagner no es sospechoso de la muerte que sigue siendo considerada "un ahogamiento accidental". El cuerpo de Wood fue encontrado flotando horas después de que ella y Wagner hubieran estado bebiendo en la cubierta del yate The Splendour, en compañía de Walken y del capitán del barco, Dennis Davern. La versión oficial es que la actriz, después de haber bebido en exceso y de una discusión con Wagner, quiso dejar el yate en un bote de goma pero cayó y se ahogó.
otros casos Casi un año después del fallecimiento de la protagonista de West Side Story, la musa de Alfred Hitchcock y princesa de Mónaco, Grace Kelly, perdía la vida en un accidente de tráfico en las sinuosas carreteras de Montecarlo, cuando iba en el coche con su hija Estefanía. Durante años, la versión más popular ha incidido en que, en realidad, era la pequeña de los Grimaldi quien conducía el automóvil. Dos iconos del cine de vida torturada, Marilyn Monroe y Romy Schneider, murieron con veinte años de diferencia -una en 1962 y otra en 1982- por una combinación de alcohol y fármacos que abrió la puerta a la especulación sobre posibles suicidios. De la primera eran harto conocidas sus inestabilidades emocionales, si bien sus relaciones con la mafia y con los Kennedy eran el caldo perfecto para la teoría conspiratoria. La segunda había sido azotada por la trágica muerte de su hijo, atravesado accidentalmente por la verja de su casa cuando intentaba trepar por ella, por lo que nunca se dilucidó si el exceso de barbitúricos fue voluntario o involuntario.
Los medicamentos también acabaron con la vida de Heath Ledger, que apareció muerto en su apartamento de Nueva York el 22 de enero de 2008, justo antes de estrenar la película por la que ganaría el Oscar, El caballero oscuro, donde interpretó a un escalofriante Joker. El suicidio fue descartado, al igual que sucedió con Brittany Murphy, fallecida el 20 de diciembre de 2009. Las causas de la muerte de esta joven actriz fueron una mezcla de neumonía y anemia, pero al morir poco después su viudo, Simon Monjack, se rumoreó que la causa había sido el efecto tóxico de unos hongos generados por la humedad de su vivienda. Nunca se pudo demostrar.
Brandon Lee falleció en pleno rodaje de una escena de El cuervo por una presunta bala de fogueo que resultó no serlo. Las similitudes con la muerte de su propio padre, Bruce Lee, completaron la teoría de que detrás de ambos fallecimientos se encontraba una venganza de la mafia china. Otro maestro de las artes marciales, David Carradine, apareció muerto en 2010 en su habitación de hotel de Bangkok. Protagonista de la serie Kung Fu y rescatado por Quentin Tarantino en Kill Bill, Carradine apareció desnudo y con una cuerda de nailon atada al cuello y los genitales. El forense descartó el suicidio y la Policía apunto que el actor se asfixió accidentalmente durante una extravagante masturbación, pero la familia solicitó una investigación del FBI que nunca prosperó.
El actor de Rebelde sin causa Sal Mineo fue en cambio víctima de lo que parecía un crimen pasional en 1976, cuando regresaba a su casa tras un ensayo. En su caso se vería envuelto el que fuera el Tadzio de Muerte en Venecia de Visconti, Björn Andresen, pero finalmente un repartidor de pizzas que afirmó no conocer a Mineo fue acusado y encarcelado. Finalmente, otro caso es el de Pier Paolo Pasolini, polémico director que incomodó a la sociedad italiana de cuyo asesinato se autoinculpó un adolescente Pino Pelosi, quien a los diecisiete años y sin mostrar rasguños habría sido capaz de propinarle una paliza al director y atropellarlo con su propio coche el 2 de noviembre de 1975.