Vitoria. La taquilla del Principal está agotada. Ayer con el grupo francés Le Boustrophédon colgó el cartel de "no hay billetes" y lo mismo pasará mañana con la obra Desaparecer. Eso sí, uno de los pocos espectáculos de danza con los que cuenta este año el Festival Internacional de Teatro de Vitoria no ha querido quedarse atrás y hoy las tablas de la calle San Prudencio volverán a estar al completo de la mano de los componentes de la Compañía Nacional de Cuba.

Es indudable que el nombre de esta reconocida formación estará para siempre vinculado con el de Alicia Alonso, una de las grandes de la escena internacional que sigue a pie de escenario aunque sus apariciones públicas sean cada vez más contadas. No en vano, la bailarina, coreógrafa y máxima responsable de la compañía caribeña cumplirá el próximo 21 de diciembre 91 años, tiempo en el que le ha dado hacer casi de todo en esta vida incluso, en alguna ocasión, acompañar a su grupo a Gasteiz.

Eso, esta vez por lo menos, no se repetirá hoy. Pero la esencia de Alonso estará más que presente en el ambiente que se respire a partir de las 20.30 horas en el Principal. Cuatro coreografías divididas en dos partes darán forma y fondo al programa preparado en esta ocasión por un grupo que lleva desde septiembre girando por el Estado, aunque con diferentes propuestas.

En la sombra de un vals (con música de Josef Strauss), uno de los dúos de El lago de los cisnes (Chaikovski) y Acentos (Luna Negra) protagonizarán el arranque del montaje antes del pertinente descanso. Las dos primeras coreografías corresponden a la mano de la propia Alonso, siendo la tercera obra de Eduardo Blanco. Tras el intermedio, un único título centrará la atención de público y bailarines, Giselle. En este caso, también el sello de la directora general del Ballet Nacional de Cuba estará vigente en cada movimiento mientras suenan las composiciones de Adolphe Adam.

Un importante elenco de bailarines será el responsable de llevar a buen puerto un cartel de corte clásico que, en realidad, parece pegar bastante poco con el tono general del Festival Internacional de Teatro, también en lo que respecta a la danza (en este campo, el certamen ya ha visto pasar, por ejemplo, a los solistas del Ballet Real de Suecia con una propuesta un poco más contemporánea). Eso sí, nadie puede obviar que el público tiene ganas de este tipo de propuestas a tenor de la respuesta en taquilla.

Pero dejando los gustos de cada uno a un lado, no hay duda de la importancia que en la escena internacional tiene el Ballet Nacional de Cuba y, sobre todo, la figura de Alicia Alonso. La compañía tiene más de 60 años de vida y por sus entrañas ha visto pasar a grandes nombres de la danza, aunque ninguno de ellos ha podido rivalizar con la fama popular de la hoy directora general de la formación. Eso sí, tampoco es de extrañar a tenor del currículo del que puede presumir una mujer que lleva desde los nueve años metida de lleno en el mundo de la creación.