barcelona. La infidelidad, la amoralidad, la alienación o el desencanto son algunos de los ingredientes con los que Peter Stamm aliña la historia de Alex y Sonja, la pareja aparentemente ideal protagonista de su última novela, Siete años.

Stamm, considerado uno de los autores europeos actuales más destacados, construye con una prosa sencilla pero repleta de profundidad emocional la historia de una pareja de arquitectos jóvenes y exitosos, distanciados por unos anhelos vitales totalmente distintos.

Alex, angustiado por la vida llena de responsabilidades, metas y objetivos al lado de la perfecta Sonja, encuentra en Ivona, una mujer sin otra motivación que estar con él, un espacio de tranquilidad y estabilidad, aun a costa de poner en peligro su acomodada vida familiar.

Stamm explica que "Alex no es tan malo, tiene sus errores como cualquiera y no aborda bien sus problemas. Sonja le exige ser un arquitecto guapo y exitoso, mientras que Ivona lo ama de manera incondicional. Con ella, Alex tiene seguridad y control total, y eso le satisface". Pero la novela, publicada por Acantilado, trasciende más allá de un trío amoroso y se convierte en un retrato sociológico de la clase media-alta, abordando temas como la búsqueda constante del éxito, la inestabilidad económica, la falta de la moralidad, el declive de la importancia de la religión o el fin de la familia tradicional.

Peter Stamm crea constantemente una contraposición de valores como el deseo y el rechazo, la cordialidad y el extrañamiento o la ansiedad y la liberación, entre los que los personajes van buscando su propia estabilidad.

"La búsqueda del equilibrio siempre surge en la literatura. Las preguntas ¿cómo vivo y cómo quiero vivir? son para mí las preguntas reales y las que cuentan de verdad, y no si existe un dios o cuál es el sentido de la vida. La pregunta fundamental es cómo vivo y cómo me manejo entre polos opuestos", señala el autor.

Esta gran complejidad emocional de la narración está apoyada en todo momento por una prosa certera pero sencilla, una simple plataforma para que el mensaje llegue a calar en el lector.

El respeto de los críticos y los halagos del público no han cambiado a este contable suizo, que ya está trabajando en su próxima obra, en la que abordará el tema de la religión.

Stamm, quien confiesa haber aprendido mucho de "maestros como Ernest Hemingway", afirma que no escribirá más de 600 palabras al día", pues es el límite a partir del cual la calidad de la creación se resiente.