Los Ángeles. El actor Mickey Rourke, protagonista de Nueve semanas y media, inmortalizó el lunes las huellas de sus manos y sus pies en el cemento de Hollywood en un evento en el que no pudo contener las lágrimas al recordar a su abuela.
La tradicional ceremonia, uno de los homenajes a estrellas de la pantalla más simbólicos de los que se realizan en la meca del cine, tuvo lugar a la entrada del teatro chino donde Rourke, de 59 años, estuvo acompañado por su novia, así como de sus amigos de su etapa de boxeador y del séptimo arte.
"Quiero dedicar esto a mi abuela. Yo no estaría aquí si no fuera por todo el amor que me dio", dijo Rourke sobre el escenario visiblemente abrumado por la emoción y ocultando su mirada tras unas gafas de sol. El actor explicó que su abuela fue quien le dijo que se portara como "un caballero" y le enseñó de niño sobre quiénes eran las estrellas de Hollywood cuyos nombres están grabados en el cemento donde a partir de ahora estará también el suyo.