Vitoria. ¿De qué sirve contar con un potente tejido musical si el espectador no puede catar sus texturas, si los jóvenes -y no tan jóvenes- intérpretes no pueden compartir su trabajo? Desde hace años, el Bernaola Festival ejerce de portal difusor a las partituras y al músculo instrumental contemporáneo, labor que, pese a peligrar en esta edición, finalmente arrancará este viernes. "Los jóvenes intérpretes necesitan sitios donde tocar".

Jóvenes y multidisciplinares son los integrantes de Standstill, que dan el pistoletazo de salida del encuentro, este viernes a las 20.30 en el conservatorio. "Es un grupo que trabaja el entorno multimedia, la idea de lo interdisciplinar, que piensa que un concierto también es teatro", apunta Alfonso García de la Torre, de Ensemble Sinkro. Katamalo, Muy Fellini y Paloma Berganza Trío completan el apartado de Otras músicas, con el que el festival -también en las tablas de la Jimmy Jazz- visita otros estilos. "Es necesario para el festival abrir la música a todos los públicos".

Públicos como los que se merecen los protagonistas de otra sección, la de Jóvenes intérpretes, que llegan con sus veladas en Luis Aramburu hasta la oportunidad de las tablas. Se trata de Xabier Calzada, Oihane Igerabide, Aldaxka Trío, Eric Lenormand, Stella Brisson, Trío Nostrum y Gorka Cuevas. "Los jóvenes deben poder encontrar una oportunidad de mostrar en que se ha traducido su trabajo", explica Manu Sagastume.

Fue la coletilla de contemporánea la primera que acompañó al Bernaola Festival, que conserva en el tercero de sus capítulos ese apellido. ¿Y qué es al fin y al cabo la música actual sino contemporánea por definición? Disquisiciones conceptuales aparte, Jesús Guridi se encarga de acoger las cuatro veladas de este apartado -todas gratuitas-, con la presencia de el grupo mallorquín S'Ensemble, los granadinos Ensemble NeoArs Sonora, el dúo galo Lallement-Marqués y, cómo no, Ensemble Sinkro, santo y seña de la actividad local.

"Entendiendo local no en sentido restrictivo", la actividad protagonizada por Gasteiz tiene su principal base en el bloque de tres que abre la puerta a la Música antigua. El primero en entrar será el clave de Daniel Oyarzabal, en compañía del violín barroco de Lina Tur Bonet, a los que seguirá una orquesta de cámara con músicos formados en Jesús Guridi, BiBaRok, y la visión de los Madrigales de Monteverdi del coro Dzast Ahotsak.

"Hace unos meses pensábamos que no lo íbamos a poder celebrar", recuerda García de la Torre, que resalta el esfuerzo de solistas, intérpretes, instituciones educativas y técnicos por sacar adelante el proyecto. "Muchos hacen el esfuerzo de venir con costes impensables por esta coyuntura", resalta Sagastume, "para que el trabajo no se quede en un ensayo; mostrarlo aunque la retribución no sea suficiente". Del apoyo foral, sólo confiar en que vuelva el año que viene, roto tras trece años de colaboración ininterrumpida. Pese a todo, la música, como el show, debe continuar.