madrid. De cuando en cuando, nacen universos paralelos en el cine español como el de Eduardo Chapero Jackson, quien tras su premiada trayectoria como cortometrajista, reivindica sin rubor la individalidad y la belleza original en Verbo, cinta rimada en clave de hip hop que se aleja de la frialdad de lo "cool".

"Quería hacer una catarsis emocional de la pureza, que por vergüenza, ajena o propia, no se expresa. La toleramos cuando vemos películas antiguas, nos genera mucha emoción, nos conmueve, pero hoy es todo muy resabido. La idea de cool ha marcado tanto lo moderno, pero en sí mismo quiere decir frío, distanciado", resume Chapero Jackson. Con el rostro conocido de su amigo Miguel Ángel Silvestre y el descubrmiento de la joven actriz Alba García, este director español de ascendencia estadounidense, que con su cortometraje Alumbramiento arrasó en los circuitos festivaleros, caldea su celuloide retratando la soledad adolescente, un mundo de claroscuros que puebla su puesta de largo, que llega este viernes a los cines.

"La soledad es una experiencia que todo el mundo tiene en su vida en algún momento. Algo a lo que tenemos que enfrentarnos sí o sí. Y siempre estamos intentado entender nuestra relación con el mundo", asegura Chapero Jackson, quien ha encontrado el apocalipsis emocional "en los nuevos barrios, productos de la especulación de una cosa muy pragmática".

la belleza de vivir Verbo, que se ha visto en festivales como Sitges y San Sebastián, tiene referentes que van desde El Quijote a Qué bello es vivir, a las artes urbanas como el grafiti o el rap y recurre a la fantasía para reivindicar la belleza. "Cuando hablo de belleza no es una belleza frívola, sino de la profunda belleza de vivir en un lugar donde lo humano es cuidado y atendido", explica este realizador que se ampara en lo fantástico no como vía de escape, sino como asidero para lo real.

"Quería hacer una fábula creíble y contemporánea y me conmueve cómo en barrios desarraigados, a veces muy violentos cargados de vacío, aparezca ese brote de expresión a veces muy terapéutica: rimar lo que sientes y pintarlo en una pared", resume este cineasta de mirada transparente que reivindica una mayor "educación psicológica" en las escuelas.

Verbo es, como se puede adivinar por el título, la fuerza de la palabra, tanto como mecanismo de conocimiento propio como de expresión hacia ese mundo cínico y desalentador en el que vive Sara, la protagonista, y una apuesta de Chapero-Jackson por luchar contra "el optimismo patológico" que impera en la sociedad actual.