Vitoria. Desde que la muestra de fotoperiodismo de Gasteiz, Periscopio, se puso en marcha, su cita en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa ha sido siempre un fijo. A través de este espacio, el público se ha podido encontrar con exposiciones muy provocativas y llamativas, miradas a lo más descarnado y humano, con todos los matices que se puedan y quieran imaginar. Y esa tradición se va a cumplir una edición más en el espacio dependiente de la Diputación alavesa.
De eso se encarga, hasta mediados de diciembre, el joven fotógrafo Kim Badawi y sus Alternativas, una exposición que reúne tres reportajes diferentes de su trayectoria aunque unidos por la provocación y la originalidad de las propuestas. Así, el autor nacido en París hace 31 años captura con su cámara los clanes gays de inspiración mística cuya seña de identidad es el disfraz de hada o de personajes relacionados con ellas, los punkys musulmanes norteamericanos, y los jóvenes que se relacionan socialmente en las catacumbas parisinas.
El creador, que comparte raíces francesas y egipcias, está consiguiendo colocar su nombre en la escena internacional gracias, entre otras cosas, a sus trabajos para agencias de prestigio como es Magnum. Y eso que en realidad, Badawi empezó su carrera hace bien poco, poniendo luz al desastre del huracán Katrina.
Los Faeries, Los Taqwacores y Los Cataphiles son los nombres de las tres tribus que, a su vez, dan nombre a las tres producciones que conforman la exposición que ahora llega a la capital alavesa.
En el primer caso, las imágenes plasman la actividad de los movimientos gays norteamericanos que se agrupan bajo el nombre de unos personajes mitológicos y que suscriben planteamientos rituales basados en la espiritualidad y en la vida en comunas aunque sea de forma transitoria.
En el segundo, el fotoperiodista se sumerge en un mundo cuando menos curioso, el de los musulmanes punk, un fenómeno que sirve como plataforma de expresión a músicos, dramaturgos y otros artistas que buscan enriquecer la identidad musulmana americana.
En el tercero, las instantáneas capturan a los exploradores urbanos subterráneos, la mayoría jóvenes, que restauran túneles, galerías y catacumbas parisinas, espacios agobiantes, húmedos y claustrofóbicos. Conocen y descubren constantemente nuevas entradas secretas al subsuelo en el que conviven y al que realzan con su creatividad cultural, según describe el propio autor.
Con estas tres patas se conforma una exposición que no sólo provoca, también da a conocer mundos en apariencia irreales.