La médica de Urgencias que atendió a Michael Jackson a su llegada al Hospital UCLA de Los Ángeles aseguró ayer en los tribunales que el día de la muerte del artista "no tenía una explicación" que justificara su repentino fallecimiento. Richelle Cooper explicó que Jackson llegó al centro médico "clínicamente muerto", pero que continuó tratando de reanimarle durante casi una hora y media para estar segura de que se había hecho todo lo que estaba en su mano y que los paramédicos que le asistieron habían procedido correctamente. La doctora manifestó que en aquellos dramáticos momentos del 25 de junio de 2009 no había ninguna posibilidad de salvar a Jackson. "Personalmente nunca sentí que tuviera pulso", indicó Cooper que, no obstante, afirmó que alguno de los miembros de su equipo sí creyó encontrar signos de vida en el artista, aunque el breve hallazgo no pudo ser certificado por los monitores que registraban el ritmo cardíaco.