"J. J. V. se fue anoche a casa con ansiedad. Seguramente se comió seis kilos de bollos, porque aunque lo intentó hasta la saciedad, no consiguió que nadie se peleara sacándose los ojos, cosa de la que él gusta. Mira que les hizo preguntas tocahueveras, inducidas, para ver si alguien saltaba, pero poco pudo hacer y poca bronca hubo. Y eso que J. J. V. salió con un cardo borriquero en el ojal (en el de la chaqueta, malpensados), a juego con su cara".