De pueblo en pueblo, de porche en porche, de esquina en esquina. Contando un rosario de escenarios, los bluesmen tejieron un estilo construido con guitarra y alma, con voz y bohemia, con armónica y trashumancia. Quizás por ello, imbuidos de los paisajes de esos maestros germinales norteamericanos, los juglares Txitxo Amili y Antonio Azaceta Anti eligieron también un núcleo rural para gestar su segundo disco. Albainako Hot Sessions es ya una realidad, con nueve cortes de blues... y ningún rasguño. "Es más blues del Delta, del pantano".

Txitxo y Anti son, desde hace años, Tobaco Road, un dúo adicto a las raíces del género más influenciador y que, precisamente por eso, por su pasión por la esencia, no quedó del todo satisfecho con su primera grabación. Bueno, no es que ninguno de los dos reniegue de ella, pero, para cuando llegó a convertirse en disco físico, su sonido ya había cambiado, ya se había redirigido hacia unos mimbres más primitivos. "Como había pasado tanto tiempo ya habíamos evolucionado a otra forma de entender el blues", reconoce el guitarrista y cantante, "por eso es un disco que está un poco en las mazmorras, y además nos costó moverlo". Con este nuevo trabajo "nos vamos a preocupar un poco más", asegura Amili, que ya ha hecho trabajo de campo con su maleta plateada llena de copias, ahora a disposición de quien lo desee en las barras de los bares Abuelo y Gora. Hasta quinientas componen la tirada de este CD, grabado hace casi un año, los días 28 y 29 de agosto, en Albaina.

La casa de unos familiares sirvió de escenario a Anti y Txitxo, acompañados del técnico de sonido Raúl Lomas. "Como mucha de la música que escuchamos, no hay estudio ni pecera, sólo un micro al aire", explica el cantante, que rememora la sesión estival. "A la noche montamos los micros de ambiente", recuerda, y, tras una copiosa cena, llegó la primera de las grabaciones, seguida de otra a la mañana siguiente, y de una tercera, por la tarde. ¿Cuál es la mejor hora para grabar? "Recién levantado estás con más energía", apunta Txitxo, que cifra en hasta medio centenar las canciones registradas en esos tres golpes en directo. De ellas, se escogieron primero dieciséis, y finalmente nueve se encargan de alimentar el álbum.

Un álbum que responde a las formas que desde hace tiempo propone el dúo, cuyo repertorio en directo es "la mitad acústico por completo", explica Txitxo, que ha colgado la eléctrica en busca de esos temas más puros. "Estamos contentos porque el disco suena como somos ahora mismo; nos entendemos mucho más y sabemos lo que queremos".

La intención, claro, tras la presentación que acogió hace unos días el Bodegón Gorbea, es girar con estos temas a través de los escenarios que cedan sus tablas, con toda probabilidad ya dentro de la temporada otoñal. Y, poco a poco, ir desgranando más temas de los que acumula su particular backstage de archivos musicales. "Sería grabar cinco temas y ya está, tenemos el master anterior y los temas que han quedado de esta última grabación; podemos hacer un Ten long years", bromea Amili.

Serían, de todas formas, más de diez los años que deberían figurar en ese presunto recopilatorio. Más de diez años de crecimiento a golpe de ensayos y escenarios. "Hemos rulado mucho sin tener nada grabado", reconoce Txitxo, tanto con sus canciones, en castellano e inglés, como con su espectáculo didáctico-musical La historia del blues. Tablas que les han hecho entender -en parte, claro- esas entrañas musicales que respiraban en el interior de los padres del género, de Robert Johnson a Son House.

Rolling stone, I play blues, Empty bed, Please doctor o La pistola son algunos de los nuevos juegos musicales de Anti y Txitxo, que vuelven a la carretera cargados de tabaco. Los juglares tienen ganas de compartir melodías e historias.