vitoria. Piano de cola. Cola de caballo. Caballo ganador. Con un tema de media hora arrancó Alejandro Rodríguez su estreno estatal, demostrando que lo suyo es talento y físico. Como el de un Reinier Elizarde que supera en talla a su contrabajo, con el que no deja de dialogar. Como el de un Henry Cole que no toca su batería. La palpa. Orgánico, el trío (con)jugó todas sus manos, supurando discurso jazzístico en torrente. El que esperara folklore cubano a chorros lo encontró ya muy integrado, latente, en la esencia de un músico que es puro filtro de notas. Se esperaba la mejor velada del ciclo. Lo fue. Los que se lo perdieron no tienen por qué llorar. Pronto su huracán hará escala en Mendizorroza. Foto: alex larretxi
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