Tras dejarse llevar por los sonidos de Nueva Orleáns en la jornada inaugural y por el gospel ayer, Mendizorroza está ya preparado para que arranquen las dobles sesiones, es decir, el cuerpo central del Festival de Jazz de Vitoria, eso que justifica todo lo demás que ocurre durante estos días en la capital alavesa. Lo hace, además, con dos viejos conocidos, uno más habitual y otro que tocó por primera vez en esta ciudad cuando era un niño y ahora regresa mucho más crecido.
Será, si las cosas salen como están previstas, una noche de contrastes con una primera parte pegada al saber hacer y el gusto por los sonidos clásicos del jazz del doctor Michael White, mientras que, en la segunda, todo estará preparado para el baile, el juego, la diversión y la calidad musical de Trombone Shorty. Veteranía y juventud con el mismo origen, Nueva Orleáns.
A ambos, el Katrina les llegó de forma diferente. Al doctor en Lengua Española, el huracán le dejó sin nada, sin casa, sin recuerdos, sin posesiones, sin... A Troy le pilló en plena gira internacional con Lenny Kravitz y sin sufrir grandes pérdidas materiales. Aunque, en ambos casos, lo peor fueron las consecuencias humanas. Como su ciudad de origen, los dos no han dejado que nada les aplaste.
Aquel devastador fenómeno fue el origen del Picnic de Nueva Orleáns, una cita que White apoyó de forma decidida y en la que ha tomado parte en dos ocasiones, mostrando su más absoluto agradecimiento a Gasteiz por esta iniciativa. Eso sí, hay que contar una tercera visita a la capital alavesa, la que realizó junto al septeto de Wynton Marsalis.
Él será el primero en encontrarse con el público a partir de las 21.00 horas (las entradas cuestan 25 euros) junto a su The Original Liberty Jazz Band, quinteto también nacido en la ciudad más grande del estado de Louisiana y que reúne a varios destacados nombres como el pianista Steven Pistorius.
White, que acaba de grabar con Eric Clapton y Paul Simon, tiene una doble faceta imprescindible para entender su persona. Por un lado, la docente. Es profesor de castellano en la Universidad, pero también un estudioso del jazz y una enciclopedia viviente del género. De hecho, quien tiene la oportunidad de charlar con él (es un hombre muy accesible y que, por supuesto, habla un perfecto español) se queda a los pocos segundos anonadado. La segunda es la de intérprete y compositor. Lleva la música en la herencia familiar y es uno de los mejores clarinetistas que existen en estos momentos en el panorama internacional. Conoce a la perfección la técnica pero al mismo tiempo es un firme defensor del uso a la hora de tocar de las emociones y los sentimientos.
Cuando el doctor termine su particular clase, llegará el turno de Troy Andrews, verdadero nombre de Trombone Shorty. Es casi imposible que alguien se acuerde, pero este hombre de 25 años debutó en Gasteiz cuando casi no levantaba un palmo del suelo tocando por las calles de la ciudad junto a una brass band. Ha llovido lo suyo.
Hoy, este compositor que toca la trompeta y el trombón, y, por si fuera poco, canta es una de esas jóvenes promesas que está empezando a llamar la atención de crítica, público e industria musical. Virtuoso y marchoso casi a partes iguales, la publicación de su primer álbum como líder, Backtown, ha situado muchas miradas sobre su presente y lo que apunta su futuro.
Además de con Kravitz ha tocado con U2 y con un buen número de grupos más, una experiencia que hace que su jazz se fusione con el rock, el hip hop y el funk sin ningún tipo de problema.
Con Orleans Avenue ha encontrado unos compañeros de viaje que casi están tan locos como él y si en Gasteiz repite lo que suele ofrecer en sus conciertos, la fiesta está asegurada. A Trombone le encanta el contacto con el público, le gusta que la gente baile y participe, le pone divertirse y es de esos que no suele parar ni un segundo quieto. Pero no todo son las formas. En el fondo, hay muchos detalles que degustar porque, todo hay que decirlo, calidad al chico le sobra. Como curiosidad, para los que también son amantes del rock, habrá que estar atentos para ver si toca su versión de On your way down y compararla con la que también hizo en su día Gov't Mule.
De todas formas, Troy es todavía un músico joven al que habrá que seguir para ver de verdad por dónde avanza en el futuro. No es cuestión de ponerse pesimistas, pero tampoco sería la primera vez que algunos se apresuran a tildar de futura estrella a intérpretes a los que después de abandona porque se supone que no alcanzan las cotas de popularidad deseadas. En el jazz el marketing de la industria musical también está presente.