Bilbao. Como siempre que salen a la carretera, los miembros de The Black Crowes responden a cientos de periodistas ansiosos de sonsacarles algo de lo que podrá verse sobre los escenarios. El rock también tiene su rutina. Puede que este tipo de compromisos agrie el carácter de ciertos músicos, pero no es el caso de Chris Robinson (Marietta, EE.UU., 1966). El barbudo frontman de los cuervos se encuentra en una situación personal envidiable: "Estoy orgullosísimo de los Crowes y es estupendo lo que estamos haciendo con la otra banda", dice. Mientras responde a las preguntas, sus dos hijos revolotean en el salón de su casa...

¿Todo a punto para Europa?

Todo a punto y con muchísimas ganas. Aunque sólo vayamos a dar ocho o nueve conciertos siempre es ilusionante tocar por allí.

¿Han podido descansar tras el final de la gira americana, o han seguido trabajando, ensayando...?

A decir verdad The Black Crowes no es que ensaye demasiado (risas). Pero bueno, yo sí que he estado haciendo cosas con la otra banda, y también he sacado tiempo para escribir canciones en mi casa. Eso me da mucha tranquilidad y me ayuda a liberar la mente.

¿Siempre tiene usted algo entre manos? ¿No se toma ni un respiro para descansar?

(Risas) No es cierto, sí que suelo descansar. Pero también es verdad que cuando tengo algo que decir musicalmente no lo dejo de lado. Y sinceramente creo que en estos momentos estoy más enamorado de la música que nunca.

¿Influye en eso su situación personal? ¿Los críos, la mujer...?

Sin lugar a dudas. Sin ellos la música no sería lo que es para mí ahora. Yo soy de esas personas que creen que todo está ligado y, de la misma manera, creo que todo lo que tengo es el resultado de que, cuando era un niño, escribía canciones y soñaba con ser músico y actuar.

¿Son lo directos la clave para aguantar veinte años?

(Tras pensárselo un buen rato) Creo que The Black Crowes y toda la música en la que me he interesado e involucrado tiene que ver con la libertad. Libertad para ser un individuo, no una pieza más de la industria musical, y a pesar de ello poder vivir de tocar en directo. Libertad para hacer y ser lo que te hace sentir mejor, sin importarte qué está de moda, qué se lleva y qué es lo que vende. Así que, para mí, la mejor música es la que te sale de forma espontánea.

Así que tiene usted la suerte de vivir el sueño de la libertad.

(Risas) No hay que dejar de luchar por estar en un lugar independiente y libre. Y así me doy cuenta de por qué quise ser artista.

¿Y por qué quiso?

Pues sencillamente porque no quiero formar parte de ninguna corporación, y porque no quiero tener que responder ante nadie, excepto ante la musa creativa que llevo dentro.

Volviendo a los 'Crowes'. ¿Qué tal se arreglan en las giras? Son muchas horas de carretera, muchos hoteles...

Pues es como en cualquier otra relación: hay grandes momentos y momentos que... no son tan grandes (risas). Pero hablando en serio, lo que hace de The Black Crowes un grupo único -aunque creo que hay muchas cosas que nos diferencian del resto, y mucho- es cómo viajamos y cómo vivimos. Siempre viajamos en grupo, en el mismo bus, dormimos en el mismo hotel... Y luego ves a otras exitosas bandas y solo les ves unidos sobre el escenario. Nosotros no somos así, por eso a veces estás muy bien y otras veces quieras matar a todo el mundo (risas).

¿Dividirán aquí el set-list entre acústico y eléctrico, como ha sucedido en América?

En los festivales sólo tocaremos en eléctrico, porque tampoco hay tanto tiempo. Serán conciertos eléctricos y con los temas más conocidos.

Así que ya tienen en mente lo que se oirá en Bilbao...

Bueno, no tenemos nada cerrado, aunque está claro que tocaremos Jealous again, Remedy, Thorn in my pride, Wiser time... y temas así. Pero en los festivales, y en los directos en general, hay que dejarse llevar por las vibraciones del ambiente.

Y tras este minitour, ¿es cierto que la banda lo deja?

Siendo sincero, no pensábamos ni hacer esta gira. Queríamos parar antes del año pasado y al final salió esto. Sin embargo, no creo que esto sea el final para siempre; hemos planeado parar, no desaparecer (risas). Yo estoy orgullosísimo de los Crowes, pero a veces hay que alejarse para darse cuenta de lo que se ha hecho.