"Completamente seguro de la docilidad de los entrevistadores, convencido de que el partido estaba amañado y el baño de masas garantizado, el político aceptó visitar personalmente ese tugurio audiovisual y aposentar su culo castellanomanchego en el mismo posadero que Belén Esteban, por ponerle un ejemplo. Pocas cosas resultan tan espeluznantes como el mestizaje entre política y telebasura".
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