"Sin duda estamos en uno de los mejores bares en cuanto a cerveza que hay en España". Joseba Gómez, habitual del Kitsch sabe de lo que habla. Si el recinto del cantón de San Francisco acogía una más que digna relación de cervezas en su carta hasta la fecha, las últimas remodelaciones del garito han propiciado que esta cantidad se convierta en ingente.
"Somos discípulos del lúpulo", explica entre risas y, por supuesto, cerveza en mano Javier Aldea, encargado del local. "Empezamos con tres grifos. Cuando vimos que se vendían pasamos a cuatro, luego a seis y ahora hemos decidido apostarlo todo y hemos montado el doble: doce. Todas de alta gama". En cuanto al comentario del cliente que aseguraba estar en uno de los locales cerveceros mejores y con más stock del Estado, Aldea le da la razón mientras argumenta la respuesta: "Funcionamos también como distribuidora, por lo que traemos mucha cantidad de cervezas muy diferentes. Creo que hay un establecimiento en Mataró que tendrá una cantidad similar de marcas, pero no hay tantas de alta gama". A la pregunta de cuántas cervezas puede albergar el almacén del Kitsch, la respuesta es sorprendente: "400".
El recinto del casco antiguo trabaja sobre todo con microcerveceras americanas, pequeñas empresas que arrancaron en pequeños garajes en la década de los ochenta y que ahora obtienen galardones en múltiples concursos. "Han mejorado muchas de las recetas europeas", concede Aldea.
De esta forma el local acoge diversas variedades de alta gama a precios asequibles (normalmente entre tres y cuatro euros en vaso de pinta) como las IPA o Indian Pale Ale, denominadas de tal forma porque se popularizaron al llevarlas los ingleses a la India para su venta. Brew Dog es un magnífico ejemplo de este estilo de elaboración, con un regusto afrutado, que recuerda al mango. En el lado opuesto, se encuentran las Stout (quemadas). En este sentido, la Yeti Imperial Stout es auténtica beluga.
No obstante, Kitsch no vive únicamente de la mera venta. Las catas son una parte trascendental del negocio y para disfrutar de una de ellas no hay más que acercarse al recinto y preguntar en barra. Asimismo el Kitsch Beer Club se constituye en un colectivo, con miembros de diversas procedencias, que tienen acceso a cervezas excepcionales a precio de tienda. Aunque, tal y como comenta Aldea, "ahora mismo tenemos lista de espera". Sinceramente, no es para nada de extrañar.