Madrid. La polémica sobre el Diccionario Biográfico Español llegó ayer al Congreso, donde el Gobierno instó a la Real Academia de la Historia a que rectifique de inmediato las entradas que, como la de Franco, carecen de rigor histórico y ha recordado que su relación con la institución es sólo administrativa.
El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, tuvo que responder ayer a dos preguntas de los diputados de IU Gaspar Llamazares y del PNV Aitor Esteban Bravo durante la sesión de control al Gobierno tras la polémica suscitada por algunas de las biografías de esta obra, como la de Franco, escrita por Luis Suárez, que afirma que el general "montó un régimen autoritario pero no totalitario". "Real caverna de la Historia" es el término que empleó Llamazares para referirse a esa institución que ha elaborado, dijo, un "panegírico franquista" y "un libelo contra la democracia y contra la República". Por ello, el diputado de IU exigió al Gobierno que denuncie el convenio con la Real Academia de la Historia y que no permita que se publique ninguna edición del diccionario. Además, pidió al Ejecutivo que ponga en marcha un proceso de renovación de las reales academias para que "sean instituciones que obedezcan a un funcionamiento democrático" y no a uno "de cooptación sin ningún tipo de evaluación de la calidad y el rigor". "El diccionario es un insulto a la inteligencia, a la ciencia y a la historia", así como "un fraude y burla a la democracia porque con dinero de la democracia no se puede hacer golpismo blando", manifestó Llamazares. De la misma forma criticó el diputado del PNV a esa academia, a la que calificó de "institución fosilizada e ideologizada", un "búnquer del pasado", y pidió que se modifiquen sus estatutos. Esteban considera "un escándalo" el hecho de que se encargara la entrada de la biografía de Franco "a una persona que ha sido secretario de Universidades en el régimen dictatorial, que es presidente de la hermandad del Valle de los Caídos".
El ministro de Educación desaprobó cualquier "exaltación formal o ideológica, cualquier justificación o revisionismo" del franquismo, aunque consideró que este asunto es una cuestión, sobre todo, "de rigor histórico, de objetividad, de procedimiento en el análisis y elaboración de los textos y esto, sin duda, no se ha hecho bien". Tras insistir en que el Gobierno ha trasladado a la Academia que "es indispensable que se rectifiquen inmediatamente las entradas que no cumplen" los requisitos de rigor, explicó que no le corresponde señalar técnicamente "cómo ha de hacerse ni cuál es el camino para lograrlo". No obstante, recalcó que la relación de la Real Academia de Historia con el Ministerio es estrictamente administrativa y que, por ello, no tiene capacidad de intervenir ni en su funcionamiento interno ni en su independencia científica.
Defendió asimismo que hay que garantizar de manera escrupulosa el empleo del dinero público dedicado a esta obra que fue aprobado por el Parlamento y afirmó que el Gobierno está "en el proceso de modernizar las academias", aunque reconoció que "aún hay mucho por hacer".
a la espera del pleno El director de la Real Academia de la Historia, Gonzalo Anes, eludió ayer pronunciarse sobre la petición del Gobierno de que se rectifiquen "de inmediato" las entradas del Diccionario Biográfico que carezcan de rigor científico, pero sí aseguró que esta obra "es un monumento a la libertad de expresión". "En el diccionario no se censuró a nadie. Hay un abanico de biógrafos de todas las ideologías habidas y por haber", afirmó Anes.
Sobre la polémica y las duras críticas suscitadas ayer, Anes no se pronunció ya que espera que sea el pleno de la Academia, que se reúne los viernes, el que "decida contestar lo que proceda, si es que procede contestar algo". No obstante, recordó que, como se dice al principio de cada volumen, "las biografías pertenecen a los biógrafos y la Academia, aunque haya aspectos de cada texto de los que disienta, no por eso se siente autorizada a hacer la censura de las biografías, aunque sí garantiza la exactitud de nombres y fechas".