Bilbao. Veneno para la corona es la nueva novela histórica con la que Toti Martínez de Lezea (Gasteiz, 1949) descubre las artimañas que llevaron a cabo Juana Enríquez y su marido Juan II El Usurpador a través del relato de las vivencias de Jordana Gorria, la verdadera protagonista. "Jordana es una mujer marcada por haber tenido un hijo a los 15 años sin estar casada. Ella reclama el matrimonio y la familia del amante le marca: le destroza la cara a cuchilladas. Es la historia de su venganza", explica la escritora.

La historia vital de Gorria le lleva a encontrarse con Juana Enríquez en Sos. "Jordana es una mujer que ha perdido la capacidad de amar, está dolida, destrozada pero nace su hija. Ella es la que le consuela, pero sólo en cierta manera. Además, se aprovecha de la hija que es una belleza para llegar a donde ella quiere llegar", cuenta Martínez de Lezea.

Apasionada de la historia, Toti reconoce que "los personajes que aparecen en los libros de historia" no le interesan. "A mí lo que me interesa es la historia que no se estudia y que, por lo general, se ignora". Esta novela no la ha escrito "por escribir, tiene un fondo". "El año que viene es el 500 aniversario de la conquista de Navarra por las tropas de Fernando el Católico, que era rey de Aragón. La pregunta es por qué. Porque su padre era el rey de Aragón, por eso lo había heredado pero se suele obviar que entre el padre y el hijo había otro hermano. Un hermano mayor, un hermanastro del primer matrimonio de su padre al cual envenenaron para dejar sitio a Fernando. Envenenaron a Carlos, príncipe de Viana. Fue muy desgraciado, le arrebataron el trono de Navarra y el de Aragón que tenía que haber heredado como primogénito, todo eso se lo quedó Fernando", describe Martínez de Lezea.

Su investigación para este libro le llevó a descubrir las numerosas violaciones de leyes que llevaron a cabo Juan II El Usurpador y Juana Enríquez por hacerse con el poder. "Al morir Blanca de Navarra, el reino tenía que haber pasado a Carlos de Viana y este hombre no lo permitió. Se lo quedó. Por eso se le llama el usurpador. Además, siendo parte de la familia real de Navarra tenía que haber dado cuenta cuando se casó por segunda vez. Y no lo hizo", detalla la escritora, que continúa con la lista de leyes que infringieron. "El reino tenía que haber pasado a su hijo. Nunca pasó. Cuarta ley: Su hijo primogénito tenía que haber sido nombrado heredero de los reinos de Aragón y Navarra. Y quinta usurpación. Una vez muerto el príncipe Carlos, todo ello tenía que haber pasado a la princesa Blanca II de Navarra. Tampoco pasó. Fue hecha presa por su padre y ejecutada". Esta historia de secretos y venganzas se encuentra en Veneno para la corona.

regreso de nur A la pequeña protagonista de los cuentos de Toti Martínez de Lezea le faltan apenas unos días para regresar a las librerías. "Queríamos que saliese a la vez que Veneno para la corona pero saldrá la semana que viene o en diez días", asegura la autora.

La nueva entrega de Nur se titula Nur eta alfombra hegalaria, una aventura que se empezó a gestar el año pasado. "Es Nur en Damasco y el aita de Nur es de allí. El año pasado fuimos a Damasco a conocer a su familia y había que contar una historia", relata Martínez de Lezea, que se muestra muy satisfecha del resultado del cuento. "Ha quedado muy bonito. Juan Luis Landa me sorprende siempre con sus dibujos. Los cuentos no serían lo mismo sin él".

"Nur eta alfombra hegalaria es un cuento dentro de un cuento. Es un vendedor de alfombras que le cuenta a Nur un cuento en el que aparece otra Nur", precisa Toti Martínez de Lezea, quien traslada la fantasía a los cuentos pero sin perder de vista la realidad. "Si los libros tienen éxito es porque los niños se reconocen en ellos. Que yo sepa los niños ni cazan vampiros, ni brujas ni vuelan en alfombras voladoras".

Pero su nieta Nur, poco a poco, va creciendo y ser la protagonista de esta colección se vuelve cada vez más difícil. "Está hecha una mujercita. Me causa un problema porque ya no voy a poder basarme en sus historias, que hasta ahora era cosas reales de Nur", comenta la escritora, que ya ha encontrado una solución: "Voy a dejar a la niña Nur del cuento tal cual está, con 9-10 años, y que la mía siga creciendo".