cannes. Un filme que anima a las mujeres árabes a la revolución y otro que aborda la complejidad del elemento masculino cerraron ayer la competición en Cannes. Radu Mihaileanu, con La source des femmes, casi reta a las árabes a poner en marcha un cambio en los dormitorios y en las cocinas, mientras que el turco Nuri Bilge Ceylan traslada su universo contemplativo al mundo rural en Once Upon a Time in Anatolia.

El filme del francés judío Mihaileanu se sitúa en un país cualquiera entre el Magreb y la península arábiga, aunque está rodado en Marruecos. Las protagonistas declaran una "huelga de sexo" a los hombres del pueblo, esclavos de una interpretación equivocada de "las fuentes" del Islam que mira a aquellas solo como instrumentos de trabajo destinados a la procreación. Y por eso las ven como los mulos de carga para bajar el agua al pueblo, hasta que ellas se dan cuenta de que la explotación que sufren es insoportable. Es una cinta "contra los clichés sobre la religión musulmana", dijo el realizador, para quien la revolución pendiente de las mujeres árabes pasa por que se les reconozca a estas su necesidad de amor y ser amadas y reconocidas.

El turco Nuri Bilge Ceylan cambia en Once Upon a Time in Anatolia el desamparo del individuo entre la masa de Estambul por el control atávico de Anatolia. Y allí, en una planificación no apta para agorafóbicos y con un desglose narrativo extenuante, mientras se investiga un crimen va tejiendo un mapa de cuestiones antropológicas. "Esta trama rural responde a otra parte de mí, puesto que yo pasé mi infancia en Anatolia. En el entorno rural, todo el mundo busca una excusa para humillar a los demás y si ocupas un lugar de poder no es fácil relacionarse", explicó Ceylan.