cannes. El Festival de Cannes dejó sitio ayer en sus aguas para Johnny Depp y Penélope Cruz, que fondearon junto al Mediterráneo la nueva entrega de la serie Piratas del Caribe, fuera de competición y dirigida por Rob Marshall.

Depp reconoció ante la prensa internacional que teme a la reacción de los críticos ante el desembarco en Cannes de la cinta, en la que encarna por cuarta vez al pirata Jack Sparrow. "De verdad que me asustan, por eso venimos a Cannes", bromeó Depp sobre sus temores a los comentarios de la crítica especializada sobre esta producción de Disney, titulada Piratas del Caribe: En mareas misteriosas. Ya presentada en preestreno mundial en Los Ángeles a principios de este mes, la película reúne además de a Depp y Cruz a grandes actores como Geoffrey Rush e Ian McShane, en una historia que pone a todos a buscar la fuente de la eterna juventud. Y aporta una visión algo "canina" (en el sentido odontológico literal de la expresión) al repertorio de imaginarios de sirenas, nada que ver con la melancolía de aquella que da la bienvenida en el puerto de Copenhague. Sirenas asesinas, vamos, que hay que dejar remojando en agua y bien ataditas para que no muerdan, una de las imágenes que más fijamente pueden quedar en la retina del espectador de este filme, que comienza con una persecución en carrozas a toda pastilla por las calles de Londres.

Penélope Cruz declaró haberse sentido "muy cómoda" en este filme que le permite repetir con Marshall porque se lo pusieron "muy fácil", y añadió sobre sus compañeros de reparto que tiene "ya ganas de trabajar con ellos otra vez". "Con Rob había trabajado en Nine, con Johnny en Blow, hace casi doce años y estaba deseando repetir con los dos, y de hecho dije que sí antes de leer el guion", añadió la actriz española. "Luego me encantó y vi que era una pirata, una mentirosa y manipuladora, un personaje con muchos colores, y la verdad es que lo he disfrutado mucho", explicó.

La actriz de Móstoles admitió que contó con la ayuda de su hermana Mónica en sus escenas, rodadas al final de un trabajo de medio año, para evitar riesgos a su embarazo. "Fue un rodaje largo, seis meses viajando por todo el mundo, pero lo he disfrutado muchísimo", insistió Cruz, que lamentó tener que dejar Cannes antes de que Pedro Almodóvar presente a la competición oficial La piel que habito.