Vitoria. "De siempre, desde chaval estoy jugando". El fruto de ese juego pictórico del guipuzcoano cuelga desde hoy y hasta el 17 de junio en la galería Felisa Navarro. Lienzos acrílicos dominados por la geometría, gestados hace años o la semana pasada conviven en el rincón de Cercas Bajas en una muestra sin título, pero con trece capítulos. Tantos como cuadros.

Tiene algo de historia el trabajo de Elorza. De muchas historias, tantas como las series en las que engloba su trabajo, con las coordenadas cada vez más claras. "Siempre he trabajado con la abstracción, con las formas; es la historia pictórica de cada uno, la memoria, y no tiene un objetivo intrascendente, sino que tiene una carga emotiva".

La cuestión es retroalimentarse, continuar la cadena. Joserra repite a menudo el concepto de continuidad, el que da coherencia a series que pueden detenerse y retomarse al cabo de los años. "Hay una necesidad de descansar, porque si estás muy absorto en algo puedes perder la perspectiva".

La suya ha ido encuadrándose con el paso de los años. Sintetizándose. "El trabajo geométrico me permite trabajar con control", apunta. Un control que parte de la organización previa de los bocetos y se derrama posteriormente en formas y colores en los que "la idea de la figura está presente". Tiene algo de orgánico lo de crear previamente la idea en un pequeño papel y ver que "como pequeñas semillas, todo eso va cogiendo poco a poco peso".

En una suerte de retratos, las figuras se representan en medio de lienzos de fondo blanco o negro, y a Elorza le interesa plasmar en sus exposiciones "la comunicación que se establece entre todo, un recorrido visual en función del sitio". Durante las próximas semanas, la galería Felisa Navarro será ese sitio. Mientras tanto el continuará otro capítulo de la serie, dejando secar los nuevos cuadros al sol del verano, regando las nuevas semillas a las que esperan ya nuevos bastidores, esperando al siguiente cambio a la vueltas de la esquina.