Vitoria. En 1199, Gasteiz se convirtió durante ocho meses en reflejo numantino. La ciudad aguantó, liderada por Martin Ttipia, el asedio de Alfonso VIII y el Reino de Castilla. La valerosa resistencia de la por entonces almendra -cerco de víveres incluido- es la inspiración de Gasteizko setioa 1199 urtean, el lema que guía esta tarde la sesión de bertso de la Casa de Cultura.
Un pasaje histórico apasionado y ejemplarizante. Unos protagonistas en no menos forma para la defensa de las palabras. La vigente txapela del bertsolarismo, Maialen Julanbio, comparte escenario con Igor Elortza, Jon Maia y Unai Iturriaga en una bertsotrama que demuestra la vigencia de la disciplina.
Una disciplina -o, mejor, un arte- que hace sólo unas semanas elegía al mejor de sus representantes alaveses -Manex Agirre- y que ya desde entonces ha acogido varias citas más, la última de ellas en el Gaztetxe. Como puede suceder con el jazz, el bertsolarismo se niega ya a expresarse únicamente en sus reductos del calendario. Comienza a extenderse, poco a poco, en una rítmica y prolífica presencia que permite a sus protagonistas y seguidores cultivar y paladear de cerca su evolución.
Josu Goikoetxea será el encargado de poner los temas al cuarteto, que a partir de las 20.00 horas mostrará sus tablas, curtidas en las más importantes citas con la rima improvisada y musical.
Enmarcada dentro del programa Hitza Kultura Etxean, la velada -con entrada gratuita- promete jugosos instantes que animarán el retorno a la actividad rutinaria en la capital alavesa. ¿Por qué no escaparse a disfrutar del arte de la palabra un martes por la tarde?