Londres. Un paisaje pintado en Iparralde por el primer ministro británico Winston Churchill en 1945 tras la derrota de la Alemania nazi será ofrecido al mejor postor en Christie's de Londres el próximo 26 de mayo. El político tory (1874-1965) pintó ese cuadro en un período crítico de la historia de su país, entre las elecciones de julio de aquel año, tras la dimisión de su Gobierno de coalición, y el anuncio de los resultados de los comicios, el 26 de julio, que sorprendentemente dieron el triunfo a los laboristas de Clement Attlee.

Ignorante aún de que los británicos iban a volver la espalda al hombre que los había guiado durante la guerra en las primeras elecciones tras el conflicto mundial, Churchill se tomó unos días de vacaciones al otro lado del Bidasoa, encontrándose con la presencia, la tranquilidad y las virtudes de las tierras del País Vasco francés.

Inspirado por la belleza de los alrededores del Château de Bordaberry, el todavía hoy recordado político inglés cogió sólo por segunda vez los pinceles desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, hecho que documenta una fotografía de la época.

Fue su esposa, Margaret, quien convenció al político para que volviera a plantar en el campo su caballete. Pintaron luego juntos en San Juan de Luz, en Hendaia y en la orilla del río Nivelle, donde surgió el cuadro que se vende ahora por un precio que inicialmente se estimada oscilará entre 227.000 y 340.000 euros.

Churchill comenzó a pintar a la edad relativamente tardía de 40 años, y ese hobby iba a proporcionarle momentos de serenidad en medio de las tribulaciones de su carrera política.

En un número especial de la revista norteamericana Life, publicado en enero de 1946, en el que aparece reproducido ese cuadro, el propio Churchill declaraba: "no hay tema que me haga sentirme más humilde y al mismo tiempo más natural". Y añadía en tono jocoso: "cuando suba al cielo, quiero pasar buena parte de mi primer millón de años pintando y llegando al fondo de cada tema elegido".

Un cuadro en cinco años En el libro que le dedicó su hija, Mary Soames, bajo el título de Winston Churchill: Su vida como pintor (1990), se afirma que el político sólo pintó un cuadro en casi cinco años durante la guerra europea.

Durante la conferencia de Casablanca (Marruecos), en enero de 1943, Churchill convenció al por entonces presidente norteamericano, Franklin D. Roosevelt, para que le acompañara en una breve visita a Marruecos, donde pintó Vista de Marraquech con el minarete de la mezquita de Katubia, que regalaría luego al propio mandatario estadounidense como recuerdo.

Habrá que esperar hasta el próximo día 26 de mayo para conocer si, de verdad, la obra inspirada en Iparralde llega a concitar el interés mediático levantado.