Bilbao. ¿Sigue siendo Nueva York la Meca del arte contemporáneo? Sin duda, hoy compite con ciudades como Berlín o París, y Judas Arrieta cuenta cómo la eclosión del mercado chino, al igual que todo lo demás en ese país emergente, está resultando rotunda. Con todo, la ciudad de los rascacielos tiene una personalidad muy especial, cosmopolita y abierta, y "muy profesional", que ha marcado en buena medida el trabajo de muchos de nuestros artistas y que ha invitado a algunos de ellos a continuar su carrera allí.

En el caso de Abigail Lazkoz (Bilbao, 1972) y Fernando Renes (1970), pareja neoyorquina de adopción, llevan desde 2003 participando activamente en la vida artística de la Gran Manzana. Se han hecho un espacio allí, "conscientes de que somos privilegiados por llevar tantos años trabajando en esto", apunta a este medio Fernando. Por su parte, la bilbaina Itziar Barrio (1976) quita importancia a su capacidad para seguir creando en primera línea en la urbe de Liberty: "No lo veo como una lucha, trabajas cada vez más y cada vez tienes más claro lo que quieres", manifiesta.

Lo cierto es que buen número de artistas vascos han participado activamente en la vida artística de Nueva York o aún siguen vinculados a la ciudad o viviendo allí. Empezaron, sobre todo, con becas Fullbright y becas de residencia en el PS1 (MOMA) y el ISCP (The International Studio and Curatorial Program). Entre ellos, Charo Arrazola, Darío Urzay, Txomin Badiola, Ixone Sadaba, Ibon Aranberri, Mabi Revuelta, Sergio Prego e Itziar Okariz (estos dos últimos continúan residiendo en Nueva York). Son artistas consagrados y con proyectos muy interesantes y reconocidos. Y no parece extraño que encuentren su hueco allí, a juzgar por sus testimonios. "Es una ciudad muy viva, imparable, donde no hay una visión americana de las cosas, sino una confluencia de ideas y un interés por el choque cultural: nadie sabe de dónde vienes", retrata Txuspo Poyo (Altsasu, 1963), quien vivió allí desde 1991 hasta 2004.

Más allá, la además responsable del departamento de Educación de Artium, Charo Garaigorta (1961), muestra un gran entusiasmo hablando de sus experiencias neoyorquinas. "Me fui nada más terminar Bellas Artes a estudiar a Columbia University y luego me quedé a vivir casi 14 años, por lo que para mí es la ciudad de referencia a nivel profesional y emocional". Charo, que conserva "muchos amigos y lazos emocionales muy fuertes" en Nueva York y que sigue "exponiendo allí más que aquí", dice tener "muchas nostalgias", pero no solo emocionales, sino también "a nivel profesional: el optimismo, el reconocimiento al trabajo bien hecho; da gusto participar en proyectos; la falta de complejos en reconocer el mérito real del otro, aunque no hagas la pelota a nadie; son muy profesionales... En resumen, para mí es un referente", describe la prolífica artista, que se formó como educadora de arte en museos de arte contemporáneo neoyorquinos.

Esta visión de la forma de vivir y de trabajar en la ciudad que nunca duerme se parece a la que plantea Itziar Barrio. "No estamos todos los artistas en comuna -cada uno está a lo suyo, ocupadísimo-, pero sí es una comunidad más abierta y muy dinámica. Las jerarquías están más disueltas y no hay tanto miedo a compartir, a diferencia de ahí, donde sobre todo en época de crisis se dispara la envidia enseguida", describe la creadora de origen bilbaino.

El ambiente

"Energía y optimismo"

Efectivamente, los artistas consultados para este reportaje coinciden en el interesante caldo de cultivo que supone Nueva York para la creación. "Es un lugar ultraestimulante", define Abigail Lazkoz, quien ha pasado cinco años exponiendo en Monya Rowe y sus dibujos de gran formato tienen cabida allí, a pesar de que "en este mercado predomina la obra pequeña". "Es una ciudad con mucha vida, y con un nivel de energía, optimismo, profesionalidad e ilusión muy necesario para vivir no solo como artista sino también como persona, a muchos niveles", enumera Charo Garaigorta.

Txuspo Poyo había terminado su carrera de Bellas Artes y pasó un año en Toronto con una beca del Gobierno de Nafarroa. Después, expuso en Nueva York junto a unos artistas canadienses. Entonces comprendió que era "la ciudad más interesante. La arquitectura determina cómo te mueves por ella -hay muchos puntos de fuga y puedes moverte andando, algo inconcebible en el resto de Estados Unidos- y la confluencia de culturas crea un cortocircuito, un contagio, hay un interés por la diversidad cultural", enumera Txuspo, quien decidió sumergirse en un "proceso de esponja" en esta urbe "vivencial, llena de sinergias y energías, que se reinventa constantemente, incluso después del 11-S", define.

Txuspo entiende que en Nueva York el contacto directo con el arte contemporáneo se extrapola a cualquier manifestación, como la música y el cine. En cuanto a lo "fotogénico" de esta urbe -tan en el inconsciente colectivo por su reflejo en la gran pantalla-, este participante en los movimientos artísticos de Bilbao en los 80 sí lo ve así, si bien, puntualiza, "luego haces vida de barrio".

Para Itziar Barrio, el invierno es muy duro en la Gran Manzana y la primavera resulta "súper-explosiva", pero no concede mayor importancia a estas particularidades climatológicas del lugar donde está desarrollando su carrera. Empezó allí con una beca de residencia de la HVCCA (Hudson Valley Center for Contemporary Art), pero afirma que "nunca me planteé vivir aquí". Premio Gure Artea en 2006, fue un año de cambios para ella, pues la residencia en Nueva York resultó "un gran incentivo", valora hoy. Ahora tiene entre manos una exposición en colaboración con la escritora Chavisa Woods, en el neoyorquino Instituto Cervantes. Este año, además, cuenta con una residencia en el ISCP, donde llevará a cabo la segunda parte del proyecto Los peligros de la obediencia, cuya primera parte presentó en el festival BAD de Bilbao. El escritor Norman Douglas habla muy bien de su Welcome to the new paradise...

La verdad es que Itziar no para. Lo mismo expone en Turquía que en el Musac de León o en Cuba, en muy diferentes formatos y con éxito.

Con ojos de artista

El paisaje de los edificios

"Es una ciudad de un gran peso visual". La donostiarra Maider López (1975) disfrutó de una beca Erasmus en Londres y después pasó unos meses en Nueva York, una urbe "más abierta y con una personalidad muy diferente". Maider ha ido formándose en Gran Bretaña, Nueva York y en Rotterdam, de forma que Estados Unidos sería "importante, me marcó, pero no fue algo definitivo". La artista guipuzcoana observa que "por una parte, está el lado frenético de la ciudad y un mundo del arte muy amplio, pero un espacio íntimo a la vez". En el terreno del arte, "se trata de una ciudad abierta a interactuar, a que sucedan cosas". Uno de los artistas vascos que mejor han retratado el paisaje de los rascacielos neoyorquinos es Maider. Su estudio se hallaba cerca de Times Square y desde su ventana se reflejaban los edificios iluminados. Entonces, la polifacética artista colocó un mural en la pared y unas cintas que marcaban dónde se reflejaban las luces. Uno de los resultados de dicha anamorfosis se ve en la imagen superior.

Actualmente, Maider sigue viajando mucho, "pues cada producción parte de cero", y ha estado presente, por ejemplo, en el nuevo Centro Pompidou de Holanda. En un mes, participará en una colectiva en Gales. "Para cuando aprendo algo ya no se da para el siguiente proyecto", define, en relación a la diversidad de los formatos que maneja.

Abigail Lazkoz siempre ha destacado la juventud de los galeristas neoyorquinos, así como el "carácter abierto americano", frente a la dificultad que entraña "emplear otros códigos de trabajo y una herramienta que no es la tuya, como el lenguaje, que da lugar a situaciones propicias para la risa", relata, aunque observa que "es un aprendizaje necesario y que te hace más fuerte". Así, entre otras apreciaciones, en una ciudad así "dependes mucho de tus amigos".

Abi dice que lleva diez años trabajando "a salto de mata, pero como vas encontrando las matas...", a pesar de la crisis manifiesta de las galerías también allí. Ella sigue con sus murales en blanco y negro, investigando recursos y exponiendo en Nueva York, Brasil, la Sala Rekalde de Bilbao... Su leit motiv, "desentrañar qué es ser humano". En esta línea, la también dibujante Garaigorta dice que "el arte es la forma de acercarme a lo que no entiendo".

Su compañero Fernando Renes, empezó con una residencia en Nueva York, en 1997, y ha podido hacer el hueco a sus dibujos sencillos y directos. "Vivir de tu arte tiene una parte de suerte y algo de heroicidad", afirma, si bien añade que sus formas "comunes" de ver el arte con Abigail facilitan su convivencia: "No tenemos que explicarnos nada", opina. En la última edición de Arco vendió varios cuadros en Madrid y después regresó a la "ciudad inmensa. El jet lag es mejor de Este a Oeste que al revés", aprecia.

Mientras tanto, el editor y promotor de Ex!Poesía, Juanje Sanz, llevará en septiembre su colección El tejedor de palabras en... a Nueva York, tras su paso por Madrid y Berlín. "Esto ha sido una experiencia profesional y humana imposible de encontrar en ninguna universidad", asevera Charo Garaigorta.