Londres. La decisión del príncipe heredero de Bahrein de cancelar su participación en la boda real en Londres no ha logrado frenar las protestas de grupos de derechos humanos británicos en contra de la presencia de "figuras de regímenes despóticos" en el enlace. El príncipe Salman bin Hamad al Jalifa anunció "con mucho pesar" que no asistirá porque no quiere que la situación que vive su país "ensombrezca" la ceremonia entre el príncipe Guillermo y Kate Middleton el 29 de abril, según comunicó la oficina del príncipe, Clarence House. El heredero bahreiní ha sido el primer dignatario extranjero en tomar la poco habitual decisión, calificada por sus asesores como "privada" y en la que no intervino ningún tipo de "presión diplomática". En su carta al príncipe Carlos, padre de Guillermo y quien envió la invitación previa consulta con el Ministerio del Exterior, Al Jalifa se queja, sin embargo, de que los medios británicos "han tergiversado" su posición ante los recientes eventos en su país, sumido en protestas contra el Gobierno. "Mientras que (las informaciones) han subrayado muchas cuestiones importantes sobre el reino de Bahrein, han tergiversado ampliamente mis propias opiniones, perspectivas y posición ante los eventos recientes", escribió. También señala que dejó su decisión para el último momento a la espera de que mejoraran las cosas, "para que pudiera asistir a las celebraciones sin verme ensombrecido por asuntos de Bahrein". Pero no ha sido posible.
Nabeel Rajab, presidente del Centro por los Derechos Humanos de Bahrein, afirmó al Independent que el Reino Unido no ha condenado lo que ocurre en el país, donde tropas apoyadas por soldados de Arabia Saudí siguen reprimiendo las protestas de los opositores, pero que está seguro de que Londres le pidió al príncipe que no acudiera, "para evitar un mayor bochorno". "Seguimos indignados porque la invitación sigue siendo válida. Fue él quien la rechazó", afirmó Rajab. "Nos gustaría que el Gobierno británico condenara plenamente lo que está pasando, no que invite a una boda a gente con sangre en las manos". El activista Peter Tatchell describió la invitación como "una falta de criterio" de la reina, que muestra que "la realeza está por encima de los derechos humanos".
Los medios británicos comentan desde hace semanas las contradicciones entre la actitud británica ante las protestas en Bahrein -un aliado clave del Golfo- y su intervención activa, en cambio, en Libia. Entre los invitados que generan protestas se cuentan el príncipe Mohamed bin Nawaf bin Abdulaziz de Arabia Saudí, el rey de Suazilandia y el representante de Zimbabwe en Londres. Pese a todo, la Policía estima que los manifestantes contra los asistentes polémicos serán pocos. Varias celebridades, como el actor Rowan Atkinson, el cantante Elton John y el futbolista David Beckham y su esposa Victoria asistirán al enlace, entre una lista de 1.900 personas. Mientras tanto, una encuesta muestra que una mayoría de los británicos cree que su país se ve beneficiado por tener un monarca como jefe de Estado. Según la encuesta de ICM, publicada por The Guardian, un 63% de los encuestados considera que el Reino Unido "estaría peor" sin la monarquía, frente al 26% que opina lo contrario. Un 67% indicó que la Corona es "relevante" para la vida contemporánea en el Reino Unido.