Un oso sirve, por ejemplo, para reconciliar a dos hermanos separados por la figura de una "madrastra" superviviente de Woodstock tan posesiva como persuasiva. Un oso también sirve para hacer campaña publicitaria de la belleza del paisaje asturiano. E incluso un oso puede unir ambas naturalezas para convertirse en el pretexto de la segunda comedia de un director empeñado en pertrecharse en una suerte de comedia amable, neoclásica y utilitaria. El problema que apunta este oso, además, es el de mostrar que tantas son las servidumbres que pesan sobre el cine español en forma de subvenciones concedidas a cambio de "divulgación" territorial que resultará demoledor analizar cuánto daño provoca este tutelaje aplicado por autonomías deseosas de un poco de notoriedad.

El filme de Tom Fernández podría utilizarse como fiel exponente de ese cine domesticado al servicio de un mensaje. Su servidumbre a un texto y a un contexto, el valor de la ecología y los bosques de Asturias, proyecta una sombra incómoda que su guionista y director no ha querido o no ha sabido eludir. Con ser molesta esa actitud, el filme podría haberse redimido asentándose en los fundamentos de la comedia: el verbo, los diálogos, el ingenio... en definitiva en la palabra armada.

Tom Fernández cuenta con algo decisivo, actores. Más en concreto, con dos pesos pesados de la interpretación del cine español del presente que aquí no encuentran ni el tono ni el verbo justo. Javier Cámara y Gonzalo de Castro se compenetran bien, pese a que el guión prefiere deambular entre el subrayado innecesario y el chiste tontorrón. Con todo, pese a todo, ¿Para qué sirve un oso? se sostiene en pie por la fuerza de un amplio reparto y por el valor nuclear de su idea primigenia. En esencia su meollo narrativo recita algo tan común como es la diversidad entre hermanos. En un momento del filme, le es dado al personaje de Javier Cámara resumir con concisión su verdadero contenido: mostrar que ante la vida pueden y deben coexistir la ciencia y la poesía, el arte y el cálculo, el orden y la imprevisión. Una interesante línea de salida que se borra ante tanto gag convencional, falta de gracia y la subordinación al mantenga limpia Asturias.

Dirección y guión: Tom Fernández Intérpretes: Javier Cámara, Gonzalo de Castro, Emma Suárez, Jesse Johnson, Oona Chaplin, Sira García y Geraldine Chaplin Nacionalidad: España. 2011 Duración: 100 minutos