Madrid. El escritor Javier Marías explora en su nueva novela el lado oscuro de ese estado "tan deseable" a veces que suele ser el enamoramiento, una obra en la que también reflexiona sobre la impunidad, algo que le preocupa especialmente en una sociedad en la que "casi nada escandaliza ni sorprende".

"La sociedad actual tiende cada vez más a ser tolerante con la impunidad, y no solo en España; en Italia es aún peor", decía Javier Marías al presentar en el Círculo de Bellas Artes su nueva novela, Los enamoramientos, que Alfaguara lleva a las librerías españolas con una tirada de 100.000 ejemplares y que a lo largo de este mes se pondrá a la venta en Hispanoamérica. Cada nuevo libro de Marías (Madrid, 1951) suscita una gran expectación, y no es para menos. Su obra está publicada en 40 idiomas y en 50 países y el escritor está considerado uno de los esenciales de la literatura de los últimos 40 años, el tiempo que este novelista lleva dedicado a la pasión de narrar.

Esa expectación estaba ahora más justificada porque su nuevo libro llega tras los tres volúmenes de Tu rostro mañana, esa gran empresa literaria a la que dedicó "ocho o nueve años" y tras la cual quedó "agotado". Tuvo "la sensación" de que en esos tres tomos "estaba todo lo que tenía que decir en el campo de la novela".

"Pensé que quizá era superfluo escribir más novelas", afirmaba el escritor. Pero no fue así. Poco a poco se fue fraguando en su imaginación una nueva historia que ha desarrollado en las 400 páginas de "Los enamoramentos", un libro ambientado en el Madrid actual y que, aunque solo sea en su comienzo, magistral como todos los de las novelas de Javier Marías, algo le debe a una historia que le contó "una buena amiga". Acompañado por Pilar Reyes, la directora de Alfaguara, Javier Marías explicó algunas de las claves de esta obra "pesimista y sombría", y la primera de su trayectoria novelística protagonizada por una mujer.

Convertir en narradora a una mujer no le ha planteado problemas al escritor porque, en su opinión, "a la hora de mirar, reflexionar y narrar" no hay diferencias entre hombres y mujeres, señaló Marías, a quien le suena a "machismo" eso de "la visión femenina de las cosas".

En esta novela se habla, y mucho, de los enamoramientos aunque no en tono edulcorado. Es cierto, decía el escritor, que "casi todo el mundo ve ese estado como algo deseable y positivo y se dice que la gente es mejor cuando está enamorada, pero también es capaz de comportarse de forma egoísta y mezquina, de forma atroz". "El enamoramiento es uno de los motores mayores que existen para la comisión de crímenes. Solo hay que ir al cine y ver obras maestras como El cartero siempre llama dos veces", añadía el autor.

Marías no cree en el papel del destino en los enamoramientos. Es más bien una cuestión de azar, "de quién anda libre por ahí o está disponible. En realidad, como se dice en la novela, 'es una especie de rifa al final del verano'". La novela es pesimista, quizá porque en este género "es donde uno menos se engaña". Javier Marías es también un conocido y polémico articulista, pero en esos escritos firma con su nombre y opina "como ciudadano". "El novelista es mucho más salvaje, no habla en su propio nombre". "En la realidad todos queremos que las cosas sean mejores, pero en las novelas no nos engañamos, o lo hacemos menos, porque estamos en un territorio en el cual nos sentimos a salvo", comentó el escritor.

Poco se puede contar del argumento de esta novela sin estropearle al lector el placer de leerla. En sus primeras líneas ya se habla de una muerte terrible, "que no se pierde nunca de vista" en esta obra que "no es política" ni es de intriga, aunque no faltan ciertas dosis de ella.

La protagonista, María Dolz, trabaja en una editorial y quizá por eso no tiene muy buena opinión de los escritores. Son "gorrones, tacaños y sin orgullo", dijo