Vitoria. El miércoles se dieron a conocer los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) al respecto de la producción editorial en 2010. La información publicada no hizo más que presentar, cuantitativamente, el sentir generalizado tras el paso del ejercicio anterior. El número de ejemplares editados, a nivel estatal, se redujo un 28,1% respecto de 2009. Lo que en valores absolutos vienen a ser 52 millones de libros menos editados, en el lapso de un año. "Unos datos terribles", según Pello Elzaburu, editor de Pamiela.
Euskadi, sin embargo, ha capeado el temporal de manera ejemplar, si cabe, teniendo en cuenta que la reducción en el número de ediciones no alcanzó ni el 2%. No se puede decir lo mismo de Nafarroa, herrialde que ha visto caer el número de ejemplares editados en 2010 en un vertiginoso 32%, respecto de 2009. "Es algo que no me sorprende", aclara Jorge Gimenez, editor de Alberdania, desde la feria del libro infantil de Bolonia (Italia). "Por un lado tenemos una crisis económica que también repercute en nuestro sector y, por otro, una crisis estructural en el mundo de la edición que la situación económica ha dejado más patente que nunca y sobre la que deberemos reflexionar". El análisis de Gimenez coincide con los de Olatz Osa, encargada de la producción librera de Elkar, y Mikel Soto, representante de Txalaparta. No obstante, Soto quiso subrayar que "hay que manejar con mucho cuidado este tipo de datos -en referencia a los hechos públicos por el INE-, ya que son muy complicados de extrapolar". Así es que, con esa premisa, aclaró que "sí que ha habido una bajada en la edición, pero es algo que también se ha notado en el resto de sectores y es consecuencia de la crisis económica". Junto a esto, puntualizó que "no es algo que solo se haya notado en el Estado, es algo apreciable a nivel mundial. En los últimos años la producción se ha reducido en un 10%, más o menos".
Por su parte, Olatz Osa, también asistente a la feria de Bolonia, recordó que, si bien el número de libros editados se ha reducido, no ha ocurrido lo mismo con la cantidad de nuevos títulos. Es decir, que a pesar de que la cantidad de libros impresos haya sufrido un notable descenso, la de títulos nuevos creció en 2010, respecto del ejercicio anterior. Y la subida en cuestión fue, exactamente, de un 2,3%. Así las cosas, el panorama editorial mostró una clara tendencia de mengua en la tirada media de cada una de las publicaciones. En resumidas cuentas: me-nos libros editados, pero más novedades aunque en menores dosis. Atendiendo al INE, la tirada me-dia descendió un 29,7% respecto al año anterior, situándose en 1.734 ejemplares por título.
Osa razonó esta creciente tendencia basándose en que "el mercado editorial no está creciendo". Asimismo, en opinión de Elzaburu, esto se debe a que "hay más oferta de títulos pero el número de lectores sigue siendo el mismo". Con un sector que ve cómo se congela la ex-pansión de su terreno y viéndose, las editoriales, obligadas a compartir sus cuotas de mercado, la representante de Elkar quiso dejar en claro que "el margen de beneficio es menor y, así, es más complicado que los proyectos sean viables".
Si bien el número de títulos en euskera publicados en 2010 fue un 15,3% inferior al de 2009, el dato no es ninguna novedad para los profesionales de esta área: "Eso no es nuevo para la producción en euskera -aclara Osa-; siempre se ha movido en esa resbaladiza frontera". No obstante, Pello Elzaburu intenta quitarle hierro a la información agregando que "sí que es cierto que la producción en euskera mengua, pero no es para nada catastrófico".
Si hablar de catástrofe es excesivo, no lo es hablar de preocupación bastante generalizada al respecto de la red de librerías: "Las localidades de tamaño medio de Euskal Herria están viendo desaparecer muy rápidamente la red de librerías", apunta Elzaburu. Y Jorge Gimenez agrega que "esta crisis ha dejado al descubierto la debilidad de la red de distribución de los libros. El libro está perdiendo espacio, y lo debe recuperar".
En esta recuperación de la que hablan los editores no se puede pasar por alto que los hábitos de lectura no son para nada envidiables, ni en Hegoalde ni en el Estado español. "Hace falta un plan nacional para impulsar la lectura -se adelantó Gimenez-. Puede que la literatura en castellano no lo requiera tanto, pero en euskera sí que hay que hacer algo, y ahí entran en juego las instituciones".
La feria del libro infantil de Bolonia es el marco perfecto para hablar de la letra pequeña. Los datos del INE indican que uno de cada cuatro libros editados en euskera (el 24,9%) era de literatura infantil. "Es una venta que depende mucho de los colegios -recuerda Osa-; está bien, pero nos gustaría que fuese más libre". Mikel Soto, para terminar, apuntó que, a pesar de que la literatura infantil en euskera goza de buena salud "no tiene ni comparación con la gallega". Y, es que, Galicia y su lengua se posicionan notablemente mejor que el euskera en el mundo editorial.