E L Hollywood dorado está despidiendo a sus últimos embajadores. A sus últimas estrellas. Aunque todo el mundo asocie la Meca del Cine con el star system habría que ser más rigurosos con el origen de ese término. Los primeros grandes actores provenían del teatro y los musicales, y posteriormente se integraron en los grandes estudios de la historia del cine (Warner Bros, Loews`s MGM, Paramount y 20th Century Fox). El cine amamantó la idea de estrellato y creó los mitos, las leyendas: Clark Gable, Marilyn Monroe, James Stewart, Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor… Es decir, la gran lista de actores y actrices que pertenecían a los estudios. Desde los años 30, muchos espectadores se fijaban en los nombres de los protagonistas de las películas, y en función de ellos, elegía el filme. La verdadera razón de ser la industria del entretenimiento.
La gran regla del cine del Hollywood clásico consistía en el control absoluto sobre el actor. Un espíritu poco romántico que marcaba la gloria o el delirio de los contratados, títeres que la industria podría controlar en función de sus intereses. El estudioso Paul McDonald constata en Volver a conceptuar el estrellato que el jefe de la Warner era conocido por amedrentar a sus pupilos. Escogía a las estrellas caras para papeles poco apropiados, que inevitablemente tenían que rechazar, y así el productor suspendía el contrato. Fue el caso de Olivia de Havilland, una de las pocas sobrevivientes de la época. Se negó a actuar en un remake de The Animal Kingdom, y fue suspendida por sexta vez. Demandó al estudio, que en un contraataque animó a sus competidores a que no la contrataran. El tribunal le dio la razón en 1944 y sentenció que no podía obligar a una actriz dejar de trabajar durante siete años. La Havilland consiguió la ansiada libertad. Estaba otra vez en el mercado, pero recibió muy pocas ofertas. Los intérpretes dorados vivían en una cuerda floja permanente y difícilmente podrían elegir su destino. Los actores y las actrices, liberados de los contratos de larga duración, podían elegir sus papeles, pero eran mucho más vulnerables.
A partir de los años 50, ese tipo de contratación de por vida empezó su debacle por su escasa rentabilidad. Con la llegada de la televisión nació un nuevo competidor y los gran estudios aflojaron su cuerda: necesitaban cada vez más éxitos y se incrementó el valor potencial de las estrellas. Hollywood desconfiaba del televisor, y no estaba por la labor de colaborar con él. Según el historiador David Thompson, su venganza consistió en negarse a mostrar aparatos de televisión en interiores domésticos. La industria del cine llevó a cabo una campaña a favor de su causa, "un arte con mucha más clase que la televisión". Sin embargo, mucha gente se enganchó al nuevo lenguaje televisión.
En Hollywood pulula un dicho: "Pon la luz en el dinero", es decir en la gente guapa. Ahí empezó la verdadera proyección de las celebridades del Holllywood dorado: su impacto en el público, que cada vez se identificaba y soñaba más con los grandes actores y actrices, mimados durante el rodaje y presionados después de las películas. Alguien dijo que Hollywood era como Egipto, "lleno de pirámides desmoronadas (…) Seguirá desmoronándose hasta que finalmente el viento arrastre el último decorado por la arena".
Elizabeth Taylor fue una de las efigies más poderosas. Fue la musa de Cleopatra, una de las películas más controvertidas y más caras de su tiempo. Costó 44 millones de dólares, diez veces lo que costó Lo que el viento se llevó, y obtuvo 25 millones de beneficios en distribución. Costó más que Vértigo, Sed de mal, Lolita, Esplendor de la hierba o Días de vinos y rosas juntas. Solo por poner algunos ejemplos.
las grandes estrellas
Los maravillosos 60
La década de los 60 marcó una época. En 1962 moría Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor, la actriz mejor pagada por Cleopatra (1963), estaba en el ojo del huracán por su tormentosa relación con Richard Burton. Y La Fox había perdido 80 millones de dólares. En esa década, el ambicioso Kirk Douglas, otro de los grandes supervivientes del Hollywood clásico, produjo Espartaco. La maquinaría del cine tenía a sus grandes estrellas, cada vez más soberbias, caprichosas y ambiciosas. La televisión elevó su ego y narcisismo.
Como relata David Thomson, "en ningún otro lugar del mundo ha sido más intensamente estudiada la preservación del tono de la piel, aunque el sur de California es un paraíso para el bronceado". El Hollywood dorado se desintegró para siempre y solo el recuerdo de algunas lamentadas muertes obliga la revisión de una época mitificada y extraordinaria. Hollywood ha cambiado tanto que es difícil que se refleje en sus orígenes. Más bien ha cambiado como el resto de la sociedad, aquejada de los sobresaltos tecnológicos.
Como cita el gran sociólogo francés Gilles Lipovetsky en La pantalla global (Anagrama), "en una época en la que cualquiera puede optar a ser realizador, actor y distribuidor de su propia imagen, lo que se expresa es el deseo de ser una estrella". De convertirse en una especie de héroe icónico. La América de la era youtube ya no construye sus héroes sobre la meritocracia, la disciplina o el glamour. Uno de los grandes temas de debate en Estados Unidos gira en torno a Rebecca Black, una preadoalescente de 13 años, que lleva la friolera de 54 millones de visitas gracias a su interpretación de Friday. ¿Se trata de una parodia, un insulto a la cultura pop o un ejemplo de los nuevos tiempos, donde el cruce de la parodia, la realidad o la fantasía ha dejado de existir? Hoy día, efectivamente, cualquiera puede convertirse en una celebridad, un término que ha edulcorado el cine, MTV y la publicidad. Tiene razón Lipovestky al anunciar la prolongación de la decadencia del cine. La industria del cine se levantó sobre los cimientos del "star system", pero en la era de youtube el estrellato se ha popularizado y democratizado. Cualquiera podría convertirse en una estrella.
Las supervivientes
joan fontaine
l Edad. 93 años.
l Lugar de nacimiento. Tokio.
l Carrera profesional. Se le recordará por sus papeles en Rebeca y Recuerda, de Alfred Hitchcock; "Carta de una desconocida", de Max Ophuls; "Otelo", de Orson Welles, o "Mujeres culpables", de Robert Wise.
Lauren bacall
l Edad. 87 años.
l Lugar de nacimiento. Nueva York.
l Carrera profesional. Impactó en su estreno (Tener y no tener). "Cómo casarse con un millonario" (1953); "La tela de araña" (1955); Asesinato en el Orient Express (1974); Misery (1990); El amor tiene dos caras (1996); Manderlay.
olivia de havilland
l Edad. 94 años.
l Lugar de nacimiento. Tokio.
l Carrera profesional. "Lo que el viento se llevó" (1939); "Si no amaneciera" (1941); "Vida íntima de Julia Norris" (1946); "Nido de víboras" (1948); La heredera (1949); Aeropuerto 77 (1977).