Vitoria. No para de trabajar, entre la versión teatral de Amar en tiempos revueltos, con la que gira fines de semana hasta diciembre, y el programa televisivo Versión Española, que le ocupa entre semana. "Y además tengo un niño pequeño (ríe), así que no hay tiempo para más...", asegura Cayetana Guillén Cuervo. La actriz da vida hoy en Gasteiz a Estela del Val, diva del teatro de los 50.
Con 6 años en antena, "Amar en tiempos revueltos" cuenta con muchos y muy fieles seguidores. Pero para el que no ha estado tan al tanto de la serie televisiva, ¿qué ofrece esta versión teatral?
El concepto de la función es precisamente ser fiel al espectador que sigue la serie, pero también convencer a los amantes del teatro y a los que no les interesa nada Amar en tiempos revueltos en su versión televisiva. Porque no hay que olvidar que los creadores de la serie son Josep María Benet i Jornet, Rodolf Sirera y Antonio Onetti, tres de los dramaturgos vivos más importantes de nuestro país, y ellos desde el principio querían llevar el espíritu de la serie al escenario. Lo han hecho, y muy bien. No han creado un producto comercial endeble aprovechando el tirón, sino una función con una dramaturgia estupenda, con entidad propia, con un compromiso político muy definido y que cuenta cosas muy interesantes. Y eso el público lo agradece. Estamos llenando teatros allá donde vamos, y en muchos sitios con los espectadores de pie, teatros de mil personas de pie aplaudiendo... es una cosa que te llevas en el corazón para siempre.
En la función interpreta a Estela del Val, a la que ya dio vida en la pequeña pantalla. Una mujer independiente, adelantada a su época...
Sí, es una diva del teatro de los años 50 que funciona como un hombre, en el sentido de que con el yugo de la dictadura encima, es empresaria, no se ha casado ni tiene pareja estable ni ha formado una familia. En ese sentido es una mujer valiente, fuerte, con capacidad de lucha, de no ser demasiado vulnerable a la soledad... Una mujer que fuma, que es capaz de dirigir a un equipo, en un momento en que las mujeres no tenían derecho a nada si no tenían el consentimiento por escrito de su marido. Es un poco la Bette Davis de Eva al desnudo, un personaje muy adelantado a su época, y que aunque no sea el perfil más habitual de las feministas, es feminista activa, claro.
Se acaba de celebrar el Día de la Mujer, ¿cómo valora la situación actual de las actrices, creadoras, autoras, etcétera, en la profesión?
Todavía queda mucho por conseguir, pero bueno, vamos bien. Hay una diferencia enorme de lo que hay a lo que había, y eso hay que agradecérselo a las generaciones anteriores, a sus luchas, a cómo se enfrentaron a los sistemas que ahogaban al ciudadano. Y eso lo hemos heredado nosotros. Porque hasta el año 75, que hubo una huelga de actores, no había derecho a día de descanso, y se hacían dos funciones diarias, más el trabajo por la mañana en Estudio 1 o donde fuera... esa ha sido la vida de mis padres. Ahora han cambiado mucho las cosas.
En la obra su personaje lucha contra la censura, el principal escollo para los actores y autores de la época franquista. ¿Hoy la falta de libertad vendría marcada por la tiranía del mercado, del dinero?
Desde luego la función es un homenaje al teatro, a los escritores represaliados durante el régimen, y habla de la censura de una manera muy abierta y frontal, que no se ha tratado nunca encima de las tablas, y del daño que hizo al mundo del arte, porque vamos, no se cortaban un pelo, clausuraban un teatro a punta de pistola. El personaje que interpreta Antonio Valero es parecido a la propia vida de Buero Vallejo, que escribió en la cárcel Historia de una escalera. Y, como él, ¡cuántos han pagado con la vida y con la falta de libertad el poner en un papel sus ideas! Ahora, claro, la censura se experimenta de otra manera, con los grandes grupos de comunicación unificando los criterios y ahogando la pluralidad informativa, y con cosas como lo que ha pasado con CNN+, que es lamentable.
Otro asunto preocupante es el de los derechos de autor. ¿Cómo acoge en este sentido la "Ley Sinde"?
Hombre, todo lo que va surgiendo en la convivencia entre los seres humanos en la sociedad hay que regularlo y legislarlo, para ir solucionando los problemas. El de los derechos de autor es un tema que hay que abordar, y la Ley Sinde es un primer paso.
Si miramos al teatro -al final, reflejo de la vida- de la posguerra que retrata "Amar en tiempos revueltos", ¿habría algo que debería recuperarse hoy? ¿Quizá el espíritu de rebeldía, las ganas de renacer?
Te advierto que el teatro últimamente se ha recuperado como sitio para expresar las angustias más existenciales y las más prácticas. Vivimos un momento maravilloso de explosión teatral, tanto en el contenido y en los textos como en la interpretación, en la programación que se hace... Es un momento muy muy interesante en cuanto a actores y propuestas, y se dicen las cosas que se piensan de una manera más clara que en otros medios.
Y el amor, ¿cree que se vive hoy de manera diferente a como se vivía en la posguerra española?
Pues no lo sé... supongo que también la forma de amar va evolucionando con la conquista de las libertades. Supongo que sí.