De vuelta en Gasteiz.

Me acuerdo como si fuera ayer.

Pero esta vez la excusa no es el cómic, sino el teatro. Eso sí, en la sala Jimmy Jazz no queda ni una sola entrada y...

Ya, y te preguntas: ¿cómo ha conseguido éste eso? (risas)

No, le iba a decir que esto de llegar sabiendo que el respetable está casi rendido desde el principio debe dar mucha tranquilidad.

Tranquilidad no sé. Lo que hace es que nos sintamos orgullosos al ver que a la gente le gusta lo que hacemos, tenga ganas de vernos y todavía no nos haya cogido manía.

El espectáculo se llama "Soy especial". ¿Muy modesto no parece, no?

Bueno, es que luego se ve que es parte de la broma. Seguro que habrá muchos, y esto es algo muy de monólogo, que dirán: "es que esto me pasa a mí".

Una sala de conciertos un viernes por la noche con el público de pie después de una semana de trabajo... ¿El contexto requiere una actitud diferente?

En cierta parte sí. El ambiente es distinto, es más de concierto, la gente está más animosa y parece que quiere hacer un poco más el gamberro. Sobre todo, notas más el calor de la gente y no te digo nada si está ebria, que es algo bueno para la comedia.

Ebria puede, pero sin fumar.

Sí, ya sabes que ahora los bares huelen a ojete. Pero los cómicos estamos acostumbrados a todo (risas).

En ese mismo escenario ayer actuó Christina Rosenvinge y mañana lo hará el líder de Barricada, Enrique Villareal "El Drogas", junto a su proyecto Txarrena. ¿De lo dos, de quién se siente más cercano?

(Risas) Ummm... Me siento más cercano con Christina, pero El Drogas mantiene su atractivo intacto después de 30 años de carrera. Cualquier otro hubiera desaparecido por el camino y mírale a él.

¿En el humor es más sencillo lo de aguantar tanto sobre las tablas?

Sí. Es que los cómicos llevamos una vida un poco más ordenada que los rockeros...

¿Sí?

Bueno, he dicho un poco más. No sé, también creo que puedes encontrarte con muchos cómicos que ganan con el paso del tiempo. Si no te quedas haciendo siempre lo mismo, ahí tienes un margen para evolucionar y mantenerte.

En la televisión con "Museo Coconut", en el teatro con "Soy Especial", acaba de editar el libro "Ellos mismos", hay por ahí un proyecto de película... ¿Tiene vida privada?

Parece mentira, pero aún me queda tiempo para ser un padre amantísimo (risas). Lo que pasa es que dicho así, todo de seguido, parece que hago muchas cosas, y sí pero de manera escalonada. Tenemos la suerte de trabajar en lo que nos gusta y entre amigos. Podemos dar un poco de asquete y alguno se preguntará como lo hacemos, pero es que no tenemos ni idea.

Bueno, ahí está el programa de televisión, que parece que a ustedes les da igual cambiar de cadena y de contexto argumental que parece que siempre aciertan.

El truco está en que no engañamos, tampoco a nosotros mismos. Somos muy claros cuando vamos a una cadena a explicar qué queremos a hacer y a qué tipo de público nos dirigimos. Es más que nada para que luego no haya malentendidos. Intentamos ser honestos con lo que hacemos, sobre todo por la gente que nos contrata.

El Joaquín director con el que es escritor, con el ilustrador, con el humorista, con el que es guionista... ¿se llevan bien?

Sí porque en el fondo todos ellos están conectados. Todo tiene un hilo conductor. A mí lo que me interesa es la comedia y, desde es punto de partida, creo que hay características reconocibles en todo lo que hago. Yo, en realidad, soy ilustrador y entré en todo esto casi por accidente.

¿Y cómo es el Joaquín Reyes espectador?

Hombre, me gusta mucho la comedia, pero también veo, no sé, películas de otro tipo. Soy un poco viejuno en los gustos, me van los títulos clásicos y los musicales.

¿Es usted de los que sucumbió el primer fin de semana al lanzamiento de "Torrente 4"?

Pues la verdad es que estaba invitado al estreno y no pude ir porque estaba enfermo. Pero tengo ganas de verla, por supuesto. Ha sido un arranque increíble.

¿Cuando hagan ustedes la película en la que están trabajando esperan más o menos lo mismo?

Espero que esté, otra cosa es lo que cueste (risas). No sé si tanto porque tampoco hay que ser envidiosos, pero bueno, más o menos...