Es egoísta, gordo y calvo: lleva un sospechoso bigote de aire franquista, bebe y fuma sin mesura, es machista, corrupto, cutre, grosero y del Atleti; va con prostitutas (a las que no paga) y tiene caspa. Por si hay alguien que aún no sabe de quién se trata, se llama José Luis Torrente y el próximo once de marzo vuelve a las pantallas españolas, después de cinco años, en 3D y pantalla estereoscópica. ¿Le echábamos de menos?

Santiago Segura, que en los últimos años había conseguido recuperar su figura, prestada al mugriento policía por tres veces, ha vuelto a engordar veinte kilos para "darle cuerpo" a su criatura.

"¿Qué más miserias puedo contar de este individuo?", se pregunta el director cada vez que rueda una nueva entrega de la saga, que comenzó en 1998 con Torrente, el brazo tonto de la Ley de la mano de Lolafilms y consiguió, lejos de todo pronóstico, dos Goyas de tres nominaciones; el Fotogramas, un Ondas y varios más.

Pero el premio gordo se lo dio el público, aunque a la crítica no le gustó: esta primera cinta se mantuvo como la más taquillera de la historia del cine español, hasta que llegaron Los otros, Alejandro Amenábar y Nicole Kidman.

Después vinieron Torrente, Misión en Marbella (2001) y Torrente 3: el protector (2005), ambas "pelotazos" de taquilla, con más de dos millones de espectadores y recaudaciones por encima de los diez millones de euros en conjunto.

La verdad es que Torrente (Segura) ha sacado del ostracismo al cine español cada vez que se ha asomado a la gran pantalla.

Sus cameos, la recuperación de grandes actores olvidados como Tony Leblanc, o los fallecidos Espartaco Santoni, Luis Cuenca, Juanito Navarro y José Luis López Vázquez, y el peculiar estilo de Santiago Segura, que cuenta por cientos de miles sus "amiguetes" dentro y fuera de las redes sociales, han conseguido lo que no consiguen cineastas más intelectuales: llevar a la gente al cine.

Y después le son fieles. Se han hecho cómics, videojuegos, hasta máquinas tragaperras inspiradas en Torrente, hay versiones en Estados Unidos y Francia y cada vez que se pasan por la tele son récord de audiencia.

También es cierto que nadie le dice que "no" a Segura: Javier Bardem, Antonio de la Torre, Javier Cámara, Chus Lampreave, Neus Asensi, Gabino Diego, Inés Sastre, Arturo Valls, Diego El Cigala, El Gran Wyoming, Cristina Tárrega, Yola Berrocal, Esther Cañadas, Poli Díaz, están en alguno de sus "torrentes". Igual que sus amigos Oliver Stone, Guillermo del Toro o Benicio del Toro. Mención aparte merecen sus "malos": De Santoni, al "fichaje" Francisco, pasando por José Luis Moreno y Fabio Testi.

O su música, para lo que Segura ha contado con Roque Baños y Joaquín Sabina, pero también con la impagable Apatrullando la ciudad, de El Fary, que puso el sello de identidad desde la primera entrega.

Ésta última cuenta con José Mota y Belén Esteban y, por supuesto, con Tony Leblanc, y lanza al estrellato a Kiko Rivera, Paquirrín. "Es un monstruo. Siempre me ha parecido muy cómico. Él mismo dice que está sin terminar", repite el director cada vez que se le pregunta el por qué de esta elección.

Pero también están el Kun Agüero, la actriz porno María Lapiedra, Ana Obregón, Pablo Motos, Florentino Fernández, David Bisbal, Cesc Fábregas, Alessandro Lecquio, Carmen Martínez Bordíu, Fernando Esteso, John Cobra, Andreu Buenafuente y hasta Hugh Laurie (el doctor House). Lo cierto es que estas películas ya forman parte del imaginario popular español: las bromas de mal gusto y el lenguaje soez han sido las claves de su éxito. Hasta Berlanga dijo que Segura había logrado definir a la perfección el carácter español: "acodado en la barra del bar, Torrente se hurga los dientes con un palillo... que vuelve a dejar en el palillero". ¿Le echabas de menos?