EL autor de cómic mira. Y luego vuelca su mirada, masticada por el lenguaje del noveno arte. Muchas miradas para una misma realidad. Muchos tonos para rescatar a la imaginación del folio en blanco. Cinco de estos creadores han merecido sendos galardones en el Concurso de Cómic para Jóvenes Crash 2011, patrocinado por Gauekoak, Proyecto Amarika y Gobierno Vasco. Santiago Orue y Joaquín Delgado, autores de la asociación Atiza, escogieron el palmarés de esta edición, en la que colabora DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.
Rob Marinakis
Lo primero es lo primero
Como tantas pequeñas grandes historias, ésta empieza con un mapa. No es que el autor proponga una suerte de revisitación de El señor de los anillos o sagas similares, pero se vale de este recurso de presentación para sumergirnos en su pequeña crítica, en su breve historia de metalenguaje humorístico, que capta la atención desde el primer instante. Una historia que se ha llevado el primer premio en el concurso Crash de cómic.
En pleno mar de la Reiteración, la isla del Lugar Común queda muy cerca del arrecife Sabido por Todos. El madrileño Rob Marinakis (32 años) construye en su obra De visita en el archipiélago de los tópicos un universo de una página que ha destacado sobremanera entre los trabajos a concurso. No sólo por su original y muy sencillamente compilado contenido narrativo, sino también por el cuidado estilo del dibujo y un medido dominio de la composición en la concatenación de planos. 500 euros han premiado el completo trabajo de Marinakis.
David Molina
Un premio que huele a tira
Al estilo de muchas tiras mensuales, dos protagonistas nos sumergen en su peripecia en el segundo premio de, concurso para jóvenes talentos de la viñeta. Lema incluido. Koldo y Camacho ¡¡Surfeando en gazpacho!! es el título de esta pieza que parece prometer nuevas entregas con sucesivas aventuras de este par de buscavidas.
Este tándem de surferos, que tiene toda la pinta de vivir al día, se sumerge en esta ocasión en un insólito negocio improvisado que, pese a que cuenta con toda la confianza de ambos, esta abocado a un desenlace inesperado. La caricatura aparece con más fuerza en la medalla de plata de este año (400 euros), con pequeño guiño incluido a las páginas de este diario por parte de otro autor con label madrileño, David Molina (30 años).
Roberto González
Riñas de metamorfosis
Entre lo didáctico y lo costumbrista se mueve el tercer cajón del podio del certamen alavés, que viaja en este puesto hasta la capital bilbaína. Roberto González (30 años) rubrica la pieza Gagle muría, que se traslada hasta la naturaleza, hasta el mundo animal, para contar su historia, un recurso clásico el de animar a los animados.
Dos seres animados de los que, sin embargo, uno de ellos no parece contar con muchos conocimientos acerca de su entorno, algo que, al descubrir lo que sucede, provocará un desatado desenlace. Particular, a la par que sencillo y clásico, resulta el estilo de este autor vizcaíno, que se lleva 300 euros.
David Blanco
¿La publicidad es el futuro?
Como a Koldo y Camacho, a la obra del mejor autor local se le intuye vocación de continuidad con ese estilo de what if...?. El gasteiztarra David Blanco (22 años) propone en su ¿Qué fue de... las viejas glorias de la publicidad? una revisitación de diversos iconos del marketing, con particular vena ácida. 200 euros de y la publicación en el número 113 de la revista TMEO son los dos premios que le ha valido acercarse con sátira al futuro del muñeco de Michelín, del eficaz Don Limpio o del vaquero de Marlboro, todos ellos marcados por la esencia de los productos que promocionan, que inevitablemente viaja en su contra.
Mónica Castell
El gozo en un pozo
Surrealista y agridulce, Pozos convierte el convencional viñeta tras viñeta en un todo en el que la historia se engrana a la manera de un cuadro. La barcelonesa Mónica Castell es la responsable de este cómic, que ha sido galardonado con 500 euros dentro de la categoría de premio especial a una autora.
Minimalista pero muy eficaz, a medio camino de lo literario por el uso del narrador omnisciente, el trabajo se convierte quizás en la agradable rara avis del certamen, donde la variedad de formas y lenguajes es un año más uno de los puntos más destacables. Crash vuelve a romper. La tira continúa.