Nadie tiene que decir a un escritor que lo es. Y probablemente ningún escritor que lo sea pensará más de un segundo en su condición, rendido siempre a la pasión de las letras. En la actualidad existen numerosas vías para compartir el trabajo escrito. Se multiplican los soportes, pero la esencia de la narración sigue siendo la misma.
Contar. Hallar la sinceridad de la ficción. Como decía la manida frase de Picasso, "el arte es una mentira que nos acerca a la verdad".
A falta de mecenas y del clásico camino hacia la publicación que ofrecen las editoriales, los concursos son desde hace décadas una buena manera de catapultar los trabajos hacia el público, las firmas hasta el imaginario colectivo, y de ofrecer a los autores un sustento con el que permitirse el mayor lujo que un escritor -que cualquier creador- ansía: tiempo.
No es ése el objetivo concreto del concurso municipal que, desde hace muchos años, permanece dentro del organigrama de Gauekoak. Déjame que te cuente... es el lema y el objetivo consiste en impulsar la ilusión narrativa de los jóvenes gasteiztarras. Destinado a la franja de edad que va de los 14 a los 25 años, se convirtió ya hace tiempo en un foco que ha encontrado gotas de talento, cataratas de ilusión, entre los aspirantes a vivir de, entre y para la palabra. La palabra que es escrita. La palabra que es leída. La palabra que es verdad en su poderosa mentira.
La ficción vuelve a ser el género que protagoniza una nueva edición del concurso -en el que colabora, con la publicación de los trabajos ganadores, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA-, que ya hace muchas semanas publicó sus bases. Unas bases que expiran al final de este mes, el día 28, dejando el proceso abierto a las decisiones de abril.
Dos modalidades. Euskera y castellano. Dos rangos de edad. De 14 a 18 y de 19 a 25. Dos premios -de 500 y 700 euros- para cada idioma, con ese páramo siempre incierto que levanta la nunca deseada posibilidad de que el certamen quede desierto en alguna de sus ramas.
Cada uno de los autores sólo podrá presentar un relato por modalidad, con una extensión que debe englobarse de los dos a los seis folios, en Arial 11, a doble espacio y por una sola cara. Originales e inéditos, los trabajos podrán presentarse en papel o en formato electrónico, siempre manteniendo el anonimato del autor -como especifican las bases, www.gauekoak.com- para evitar cualquier condicionamiento a la labor del jurado.
Un jurado que tendrá el placer de viajar por esos cuentos sin firma, por esas historias carentes de marca de autoría, en busca de las emociones más certeras, de los pasajes más subyugantes, de las atmósferas más capaces de enganchar a una imaginación siempre deseosa de ser conquistada por historias.
Recientes estudios -nunca hay que fiarse del todo de ellos, siempre escucharlos al menos una vez- afirman que los jóvenes se expresan con mayor seguridad, se sienten más ellos mismos, al teclado. La inquietante conclusión dispara dos deseos. El de tratar de apoyar que los jóvenes no caigan por completo en la esclavitud virtual, sino que convivan con ella. Que la utilicen para expresarse. ¿Por qué no con un relato corto si es que la imaginación es una pulsión que sienten en su interior? ¿Por qué no compartir esas ideas, esas experiencias, en forma de ficción? Poco a poco, las agujas marcan la cuenta atrás. Y las letras están a punto de contarse. Con palabras que se hacen obras y que, finalmente, se tornarán edición.