Nueva junta directiva, nueva sede... ¿un nuevo Amba?

No, es el de siempre, es decir, un colectivo de personas que queremos conocer y valorar nuestros museos. Sí hay gente nueva en la junta directiva, pero los objetivos son los mismos: acercar los museos a la gente, que el público conozca a los artistas locales, y que el ocio de las personas tenga calidad a través de las actividades que podemos ofrecer.

¿Y el nuevo local? No es la primera vez que la asociación tiene una sede en la que, en teoría, se quieren hacer muchas cosas, como exposiciones, y después...

Lo irónico, y vamos a ser políticamente correctos ahora, es que una asociación de amigos de dos museos sea nómada y nunca haya tenido la sede en ninguno de esos dos espacios. ¿Qué sucede? Pues que nos van cediendo el uso de locales. Tenemos uno de Diputación donde nuestro grupo de pintura trabaja, donde se hacen talleres... ¿Cuál es el problema? Que es un segundo sin ascensor, es decir, el acceso es limitado, sobre todo para determinadas personas. Ante eso, el Ayuntamiento nos ha ido dando otros lugares, sobre todo después de que la institución foral nos echara del edificio de Manuel Iradier, el que iba a ser para los más ricos y, al final, ahí se ha quedado... Era un sitio magnífico, pero... Entonces el Consistorio nos cedió Montehermoso, pero el centro cultural también nos dijo que nos teníamos que ir, aunque lo sentía mucho. De ahí, nos trasladaron al edificio de Las Escuelas, pero también van a tirar ese lugar para hacer un semillero de empresas, así que... La verdad es que el Ayuntamiento nos podía haber dicho que no somos su problema, pero tenemos que agradecerle que Arich nos ha hecho el favor de cedernos este espacio (ubicado en el número 1 de la calle San Vicente de Paúl).

Curioso, ¿no?

Cuando menos, curioso, sí. Es más, hasta hace poco íbamos a terminar en el antiguo hospicio, donde nos comentaron que la asociación iba a disponer de mucho espacio para poder hacer exposiciones y demás. Pero parece ser que ese proyecto no está del todo... es que estos tiempos no son buenos y eso es algo que entendemos a la perfección. Nosotros no vamos a pedir a nadie lo que no puede ser. Somos voluntarios, nuestra organización vive sobre todo de las instituciones y entendemos muchas cosas. Nosotros ofrecemos nuestro tiempo. Lo que me da pena es que me da la sensación de que nos ven como un gasto en vez de como una inversión. No me canso de decirles que estamos poniendo nuestro tiempo al servicio de los museos, de la Diputación, del Ayuntamiento, de... y que nos usen. En estos momentos de crisis ¿qué hay más válido que el tiempo libre de una persona?

¿Igual la asociación ha ido perdiendo presencia pública y mediática con el paso de los años, y eso ha jugado en su contra?

Cuando nació Amba, su tercer objetivo era tener un espacio digno en el que la sociedad en general tuviera el patrimonio alavés en su máximo esplendor. Y eso se ha conseguido. ¿Qué asociación sin ánimo de lucro puede decir lo mismo? Ahí está, nuestro objetivo más importante está conseguido, se puede visitar en la calle Francia. Como socia de Amba siento que he aportado mi granito de arena para que ese museo exista. No hay que ir a la hemeroteca para ver la cantidad de gente que decía que no era el momento de hacer Artium, que no era necesario, que era mejor hacer una residencia de ancianos... Pero hubo un colectivo, entre otros, que es Amba, que estuvo ahí, que luchó por él y como socia de esta asociación me siento muy orgullosa. Otra cosa es que después hubiera un problema debido a que la persona que se eligió a dedo para que fuera el director de ese museo, no conocía o no quiso conocer que la sociedad alavesa tenía que ver en el desarrollo de la cultura. Ahora ya con Daniel Castillejo, las cosas están volviendo por sus fueros. De hecho, él contestaría mucho mejor que yo a muchas cuestiones sobre Amba. Si el primer director hubiera conocido la vinculación de la sociedad con el proyecto de Artium, las cosas hubieran sido diferentes.

De todas formas, si hay un museo en esta provincia que necesita, por así decirlo, amigos, es el de Bellas Artes de Álava. ¿Cómo se puede explicar lo que le pasa? ¿Es que se ha convertido en un mal museo?

Para nada. Es que, y más en un tiempo de crisis, se deberían revisar los presupuestos de las instituciones y ver cuáles son las necesidades. Yo no voy a entrar a valorar lo que hasta ahora el área foral de Cultura ha considerado más importante y, por lo tanto, ha apoyado más económicamente, pero igual habría que pararse a reflexionar si el reparto que se está haciendo es el que debe ser. Me gustaría saber cuáles son los números de asistencia a ese lugar mientras Amba ha estado haciendo allí actividades y cuáles cuando ha tenido que dejar de hacerlas por distintos problemas... es que no puede ser que sean todo impedimentos cuando los miembros de una asociación sin ánimo de lucro quieren hacer algo.

Por ejemplo...

Hace un tiempo hacíamos un programa que se llamaba La pieza del mes, pero lo tuvimos que dejar porque no podíamos pagar a los expertos. En septiembre, nos fuimos a hablar con la UPV para hacerles una propuesta: que los alumnos hicieran estudios en profundidad de un autor o de una pieza y eso se tradujera, primero, en créditos para sus carreras y, segundo, en la posibilidad de dar una conferencia sobre su investigación. ¿Cuál es el problema? Que proyectos tenemos muchos, como éste, pero estamos obligados a dedicar más tiempo a cuestiones de intendencia, del día a día. Y no hay que olvidar que aquí estamos en nuestro tiempo libre. Así que echamos de menos un poco de ayuda. Nos surgen muchas cosas que vamos solucionando pero despacio. Y ya con el tema de la crisis... es que nos dan 7.000 euros de subvención anual para un colectivo de 340 socios. No hay más. Y parto de la base de que nos apoyan porque somos útiles.

Por cierto, ¿no sé si ha estado ya con la nueva diputada de Cultura?

No. Además, después de mis últimas entrevistas con los políticos que nos representan, estoy un poco escéptica. Creo que las cosas fáciles, son fáciles. Y las difíciles, hay que intentar hacerlas fáciles. Así que he dejado ese apartado en manos de otra persona de la junta. Además, la diputada tendrá a mucha gente que recibir... aunque el otro día sí estuvimos en Artium y la invité a la inauguración de nuestra nueva sede, cuando sea, y ella contestó que sí. De todas formas, yo entiendo la buena voluntad personal de muchos representantes, pero creo que muchas veces hace falta algo más que la palmadita en la espalda. Y no me refiero a dinero. Me da pena que piensen que todo es: queremos dinero. Las buenas voluntades las entiendo, pero luego llega la realidad y esa es que ellos tienen unos proyectos y son esos los que defienden, y los demás... Por supuesto, nosotros hemos pedido la cita con la nueva diputada, y el día que la tengamos, estupendo. Pero, antes y después, seguiremos trabajando para lo que estamos, es decir, para acercar los museos a la ciudadanía.

Álava va a inaugurar un nuevo centro cultural en nada, cuenta con una asamblea de artistas, un museo de arte contemporáneo, otro centro en el Casco Medieval... ¿cómo está la provincia, cómo la ve?

Recogiendo las palabras que el otro día le escuché a Daniel Castillejo, lo que hace falta es colaboración. Ahí está la cuestión, en colaborar más entre todos nosotros. Hay que dejar de mirarnos el ombligo para hacer algo entre todos. Deberíamos ver qué podemos aportar cada uno y qué hacemos bien. Sería muy útil para la ciudadanía. Y ahí también tienen un papel importante los artistas, sin olvidar que muchos han sido o son miembros de Amba.

¿Y la ciudadanía? Me refiero, y pasa con muchas de las cosas que en un momento dado puede organizar Amba, a que casi siempre se ven las mismas caras.

Sí. ¿Pero qué pasa con el resto? No lo sé, no sabría decir. Yo sé que haces una fiesta y se llena. Me acuerdo de las que se hacían en el Bellas Artes de Álava...

¿Pero esa imagen no es un poco triste para la cultura?

No, porque son oportunidades para relacionarte. Vas a una inauguración y puedes hablar con el artista cara a cara, qué importa si entre medio hay una patata frita o un vino. Eso no le quita valor. Por ejemplo, cuando pensamos el ciclo Hablemos de cosas, se ideó como un encuentro alrededor de un café. Como se hace en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, eso no se puede hacer, pero el concepto era interesante. Era la excusa para la relación.

¿Cuáles son los próximos pasos que le gustaría que diera la asociación? ¿con qué ideas trabaja?

La primera que nuestra nueva sede esté abierta a la gente, tanto a los socios como a la sociedad. El problema es que hay que encontrar a un socio que pueda estar aquí en, por así decirlo, horario de oficina. La siguiente propuesta es lo que hablábamos antes, es decir, echarle el cable que necesita el Bellas Artes. Nosotros lo vamos a intentar y espero que lo podamos hacer con la UPV. El público tiene que redescubrir el museo, el edificio, su colección... No tiene que ser de hoy para mañana, sino poco a poco. Y después... bueno, sobre la marcha.