Madrid. Apenas doce horas después de que PSOE, PP y CiU lograran un acuerdo para rescatar la Ley Sinde en el Senado, Álex de la Iglesia anunció ayer que dimitirá como presidente de la Academia de Cine tras la celebración, el 13 febrero, de los Premios Goya, por su desacuerdo con el nuevo texto. "Después de la gala, dimito como presidente", aseguró el realizador vasco en un artículo publicado al mediodía en la versión digital del periódico El País, que no tardó en generar feroces reproches, pero también adhesiones inquebrantables.

Ya el lunes por la noche, De la Iglesia criticó en Twitter (que se ha convertido en un punto de referencia inesperado en toda esta historia) el acuerdo sobre la Ley Sinde a través de una enmienda conjunta que refuerza las garantías judiciales desde el comienzo del proceso de cierre de una página web de descargas de contenidos ilegales sujetos a derechos de autor.

En el fondo de la decisión del director vasco se encuentra una razón muy sencilla: él ha intentado llevar a cabo un papel de mediador entre todos los sectores implicados, en gran parte a petición del Gobierno, y ha visto como su trabajo se ha quedado en nada a las primeras de cambio puesto que ninguno de los consensos alcanzados, por muy primarios que fueran, han sido recogidos en la reforma pactada en el Senado por los tres partidos antes mencionados.

Ante todo ello y una vez conocida la decisión, las reacciones se sucedieron dentro y fuera del sector cinematográfico, pronunciándose en tres direcciones. Por un lado, los hubo, como la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles, que sin entrar a valorar las razones del cese, pidieron al cineasta que reconsidere su decisión.

Por otro, ahí estuvieron voces apoyando al director, como la de Ignasi Guardans (ex director general del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales) quien, también en Twitter, aseguró que "me jode la decisión de Álex pero la entiendo. Todo este proceso ha sido patético, desgraciado. Gobernar situaciones complejas exige algo más que hacer discursos y presidir inauguraciones. Y ya me callo, que otra vez me acusarán de resentido".

Por último, hubo quien se lanzó contra el realizador. Fue el caso de Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, entidad que engloba a la mayoría de productores musicales del Estado, quien no tiene claro si De la Iglesia "dimite porque le parece mal perseguir la piratería o porque se persigue poco".