madrid. Convencida de que el humor es un buen arma para derribar barreras y que con una sonrisa es más fácil acercarse a asuntos como la violencia machista, la dramaturga y dibujante gráfica argentina Diana Raznovich publica Divinas y Chamuscadas.

La creadora, que se inscribe en la tradición historietista de su país con nombres tan conocidos como Maitena, Quino o Liniers, asegura que en esta nueva entrega ha intentado dar "una vuelta de tuerca" a asuntos que tienen que ver con la mujer, como las desigualdades o la violencia de género, pero también a otros tan actuales, como la crisis económica.

Porque esta artista, que asegura que cuando concibe una idea ve inmeditamente la imagen que le puede acompañar, se atreve en este nuevo trabajo, editado por Hotel Papel y precedido por Mujeres pluscuamperfectas y Sopa de lunares, a retratar de forma satírica a "quienes son los responsables finales de esta crisis". Y como ejemplo el protagonista de una de sus viñetas dice: "Nadie se preocupa por los 15.000.000 que he perdido en la bolsa de Tokio, pero todos están preocupados por los 200 miserables euros que le he bajado de sueldo a mis empleados".

TEMAS CONFLICTIVOS No sólo la crisis económica preocupa a esta creativa, nacida en 1945 en Buenos Aires, Raznovich también reflexiona sobre asuntos actuales como las investigaciones abiertas por casos de pederastia en la Iglesia Católica. "Cuestiono la doble moral de la Iglesia", afirma la creativa, que ilustra su pensamiento con la siguiente viñeta protagonizada por un prelado: "El aborto es pecado mortal. Los preservativos son pecado mortal. La pederastia... una travesura sin importancia".

Pero si por un tema es conocida Raznovich, quien se asentó en España en los años setenta, es por su lucha a favor de los derechos de las mujeres. Además de la publicación de viñetas, la creadora argentina ha participado en el diseño de varias campañas de sensibilización como la que le encargó la exministra de Igualdad Bibiana Aido. "La ministra -recuerda- me convocó a hacer cuatro millones de posavasos contra el tráfico de mujeres, y yo traté de buscar el lado humorístico para que los jóvenes no consumieran prostitución ejercida por mujeres en manos de las mafias clandestinas".

"Abordar estos temas son muy duros, pero a la vez son un desafío", afirma la dibujante que apuesta por el humor como instrumento para "derribar barreras". "Si arrancas una sonrisa te acercas mucho más a la gente", dice la artista que llegó al mundo gráfico desde la dramaturgia. Esa experiencia, asegura, le facilita observar la realidad en "escenas", al tiempo que también le sirve para ejercer su crítica humorística y social.

Su amor por la literatura, que nació cuando descubrió Alicia en el país de las maravillas, nunca la ha abandonado y prueba de ello es que en las dos próximas semanas estrenará una pieza en Ciudad de México y mantiene en la cartelera de Buenos Aires su obra Jardín de otoño. Pero sin olvidar una amplia trayectoria en el teatro que le ha llevado a recorrer tanto América como Europa.