El 20 de enero de 2009, Michelle Obama lucía espléndida en su vestido de gasa blanco al lado de su esposo. Irradiaba orgullo y alegría tras la toma de posesión de Barack Obama como presidente. Los cristalitos de Swarovski incrustados en la prenda centelleaban y la primera dama fue ovacionada por quienes estaban a su alrededor. Actualmente, un maniquí lleva la prenda y todo aquel que quiera la puede admirar, y soñar.
La ropa que las first ladys de Estados Unidos eligieron para lucir la noche en que sus respectivos esposos asumieron la presidencia forma parte de una exposición permanente del Museo de Historia estadounidense en Washington. Cuatro millones de personas de todo el mundo visitan cada año el museo, que es uno de los imanes para el turismo de la capital estadounidense. La presentación de los vestidos de las primeras damas es un atractivo especial y se amplía permanentemente. Según la portavoz del centro Laura Duff, "la exposición es una de las más populares de la institución" y "muchos visitantes vienen sólo por ella".
El vestido que lució Michelle Obama aquella noche es el más reciente de la colección. Desde la cintura hasta los pies, la gasa de seda blanca está llena de flores de organza con un cristal de Swarovski en el centro, que le dan un aspecto liviano y aniñado. En aquel entonces, había mucha expectación sobre qué prenda iba a vestir la primera first lady negra de Estados Unidos, de complexión atlética y amante de la moda. Según trascendió, fue una difícil y larga elección hasta que se decidió por la creación del diseñador de moda Jason Wu, un gran honor para él, que entonces sólo tenía 26 años. Jason Wu nació en Taiwan y vive actualmente en Nueva York. La diseñadora Loree Rodkin creó las alhajas adecuadas para el atuendo: aros largos, casi hasta los hombros, un anillo de diamantes y brazaletes de oro blanco. Sencillos zapatos de Jimmy Choo completaron el conjunto. "El vestido de Michelle Obama es, de lejos, uno de los más bellos. Una de cada dos mujeres quiere fotografiarse al lado del vestido", asegura la estudiante Yasmin Djabarian, que visita al museo por primera vez. "Me parece fantástico ver cómo cambia la moda a lo largo de las décadas. Para mí personalmente, la exposición es lo más destacado de todo el museo".
galas de investidura No sólo Yasmin piensa así. Quienes visitan la muestra se sumergen en un mundo soñado. En un mundo en el que también la moda es política y sólo se usan los materiales más caros. Además de los vestidos de las primeras damas, en el museo se presenta también la vida social de las esposas de los presidentes y su papel en el Estado. Pero son los vestidos de la gala de investidura los que atraen todas las miradas. No muy lejos del vestido de Michelle Obama brilla otra vez la gasa de seda blanca: se trata del vestido de Jacqueline Kennedy del año 1961. En comparación con el de Obama, éste tiene una apariencia más bien mundana y femenina. De corte recto, sin escote, de manga corta, sólo cuando uno lo mira por segunda vez descubre que bajo el top de seda se esconde un corpiño lleno de brillantes y bordado con hilos de plata. Jackie Kennedy diseñó el vestido, que fue confeccionado por la casa de moda neoyorquina Bergdorf Goodman. Y junto a ellas, hubo una flamante primera dama más que también eligió ese mismo color: Nancy Reagan llevó en 1981 un traje blanco bordado con perlas. "Tiene encanto y estilo, y será diferente a todas las primeras damas hasta ahora", escribió The New York Times en noviembre de 1980. Los críticos opinaron que se ocupaba demasiado de su apariencia.
Pero no sólo entre Michelle Obama, Jackie Kennedy y Nancy Reagan se pueden hacer paralelismos. Otros dos vestidos de las galas de investiduras son muy similares y comparten una vitrina: los de Hillary Clinton y Laura Bush. Ambos son largos, confeccionados con encaje y de manga larga. En una mirada rápida, sólo el color es diferente: Hillary usó en 1993 el azul, el color de los demócratas, Laura en 2001 llevó el rojo, el color de los republicanos. En comparación con los vestidos cerrados usados por ambas, Mamie Eisenhower se atrevió a mucho más en 1953: fue la que de lejos llevó el escote más amplio y mostró sus brazos mucho tiempo antes de que con Michelle Obama esto se convirtiera casi en un asunto político.