vitoria. "Esto parece más un escenario de monólogos de la Paramount", vacila Gonzalo Arroita. Y, como de costumbre, entre broma y broma la verdad asoma. El gerente de ARICH (Agencia para la Revitalización Integral de la Ciudad Histórica) se acercó ayer hasta el local de Ortzai en la calle Pintorería -con unas tablas como singular mesa de prensa- para anunciar la ampliación del mismo en un gran espacio escénico. Un espacio que dará cabida a representaciones para alrededor de cien personas, a un ritmo mensual y con grupos invitados y locales como protagonistas.
Arroita sigue con su monólogo y empieza a surtirlo de imágenes. "Será una pequeña bombonera a nivel teatral", compara, asegurando que "lo que mejor funciona son las iniciativas que surgen de la gente; intervenir lo mínimo es la mejor manera de que las cosas funcionen". Y aquí ARICH ha hecho lo suyo, que es gestionar.
Todo surge a raíz de una permuta. Un local condenado para Ortzai -anexo al caño, en la parte interior- a cambio de uno que permite al Laboratorio de Arte Dramático cuadrar su nueva estructura. Para ARICH, los nuevos metros cuadrados pueden anexionarse a locales de la calle Cuchillería y generar en el futuro "un local de hostelería muy importante". Para Ortzai, apunta su director, Iker Ortiz de Zárate, la posibilidad de hacer "industria cultural, aunque sea una empresa pequeña".
Lo que surgió como "utopía" hace ocho años, se propone ahora convertirse en una escena "abierta a todos los colectivos que lo soliciten. La ampliación, "si bien en metros cuadrados, ochenta, no es grandísima", permite crecer de un aforo en torno a sesenta personas a un cuadrilátero cuyos montajes serán seguidos por cerca de un centenar de espectadores.
Cuando se acabe el papeleo, queda "mucha obra, pero no compleja", ya que se ha proyectado un espacio diáfano dividido en unas pocas estancias. "Es un trabajo quirúrgico, pero nada estructural", afirma Ortiz de Zárate, que avanza la posible colaboración "de un muy prestigioso centro norteamericano" que aún está por concretar.
La incorporación del local contiguo permitirá contar con un espacio polivalente en el que se incluyen vestuarios, biblioteca, archivo, almacén, tres aulas de formación y un teatro con graderíos móviles. En la pequeña escena se acogerán piezas destinadas al público infantil, teatro sacro, teatro familiar en invierno o el programa Los Clásicos de la Muralla, además del uso público de colectivos y creadores.
En principio, esta participación externa sumará una pieza al mes en el calendario, cediendo el espacio para ensayos y representación. "Tener una sala propia para un actor es algo inalcanzable", reconoce Iker, que anima a todo proyecto que lo desee a presentar propuestas a este nuevo foco teatral. "Cuando vine a Vitoria lo hice con idea de hacer piña, y ésta es una cesión que, además, nos beneficia a nosotros", añade el actor.
Una reconstrucción virtual enseña sobre el escenario de la rueda de prensa el futuro Ortzai, cuyas obras no se extenderán mucho más allá de los dos meses. Empresa privada con apoyo público para un uso social de su espacio, que viene a unirse a lo que Gonzalo Arroita definió como "itinerario de componente cultural". Un itinerario que completan más proyectos teatrales y audiovisuales, además de un nuevo valor añadido. "Hay varias peticiones para galerías de arte que vendrían a juntarse a la que ya existe en la almendra", esboza el gerente de ARICH. Ortzai crece y por eso se abre. Un nuevo teatro nacerá en breve en el corazón medieval.