EN unos días la programación de CNN+ desaparecerá del dial por orden y mando de los jerifaltes de Telecinco que en audaz golpe de mano empresarial se han hecho con parte del negocio que administraba Prisa y han decidido acabar con un canal temático informativo que daba fulgor y prestigio pero que al parecer, no cuadraban las cuentas de explotación y sobre todo, de beneficio contante y sonante. En el business de la comunicación audiovisual, es sabido que la producción de noticias es un segmento de producto caro y complicado de gestionar, dada la velocidad y cantidad de frentes que plantea la actualidad en el día a día. Seguir la actualidad, produciendo continuamente noticias requiere un planteamiento económico riguroso y eficaz porque el hacer noticias responde a unos ritmos difíciles de controlar la mayoría de las veces, lo que incrementa los gastos de producción y emisión; las compañías que deciden ofrecer productos de esta naturaleza se enfrentan a costes elevados, con rentabilidades poco esplendorosas y difíciles de contagiar al accionista que quiere dividendos e inversiones rentables a corto plazo. Solamente dos cadenas, pública y privada, 24 horas y CNN+ han arriesgado con la oferta de esta interesante manera de hacer televisión para la audiencia; una ha fracasado en su rentabilidad lo que le obliga a desaparecer y la otra por ahora se mantiene, con una buena bolsa de televidentes, soportada en las subvenciones al ente público, RTVE. Resulta paradójico que los medios que tienen como misión social casi prioritaria la de informar, se vean en estos trances debidos a que se requiere mucho personal, esfuerzo tecnológico y transmisiones costosas para hacer televisión informativa que no aguanta la proporcionalidad de costes frente a otros productos de entretenimiento, porque ya se sabe que informar es caro y el negocio es el negocio.