Vitoria. Siempre hay que dar un paso más. Lo que ya se ha tocado, no es interesante. Lo que supone un reto, sí. Miles Davis seguía esta filosofía al pie de la letra y por eso su vida musical fue siempre una constante evolución, desde la primera vez que quedó alucinado escuchando a Bird y Dizzy Gillespie hasta cuando en la última época de su vida no hizo si no rodearse de jóvenes intérpretes que eran capaces de darle algo distinto. Era un negro orgulloso de serlo, un norteamericano que se sentía más reconocido fuera que en su país, un hombre con, por ser finos, una intimidad bastante desordenada. Un genio. Tal vez, el mejor músico del siglo XX más allá del jazz o de cualquier otro género. Era Miles Davis.

El 28 de septiembre de 1991, el maestro se apagó cuando sólo tenía 65 años, así que en 2011 se cumplirá el 20 aniversario de su fallecimiento y, como es evidente, se están preparando actos de recuerdo en todo el mundo. Sin duda, uno de los más atractivos e interesantes es el que ha impulsado el productor y músico Marcus Miller, hombre por el que Miles sentía verdadera admiración tanto cuando trabajó con él como después. Y es que el espigado intérprete ha convencido a otras dos grandes figuras de la escena internacional que vivieron junto a Davis algunos de sus mejores momentos tanto el estudio como sobre el escenario para embarcarse en una corta pero intensa aventura. Y son, nada menos, el pianista Herbie Hancock y el saxofonista Wayne Shorter.

Los tres (junto a un batería que todavía no tiene nombre y un trompetista que podría ser Sean Jones) cortarán a principios de verano sus respectivas giras para reunirse y ofrecer seis únicos conciertos en diferentes partes del mundo en recuerdo al maestro de Alton. Ese pequeño pero relevante tour sólo tendrá una parada en el Estado. De hecho, será la última del camino. Y se producirá, por fortuna, en el Festival de Jazz de Vitoria.

Según anunció ayer la organización del certamen gasteiztarra en el primer avance de lo que será su trigésimo quinta edición, este grupo de auténtico lujo pisará el escenario de Mendizorroza el sábado 16 de julio, es decir, en la jornada de clausura de la cita.

A lo excepcional de los protagonistas y del homenajeado hay que sumar otro hecho importante, aunque parezca imposible que no haya sucedido hasta ahora, y es que los tres intérpretes nunca habían estado juntos hasta el momento en una formación. Tampoco bajo el manto de Miles, puesto que para cuando Marcus se cruzó en su camino tanto Hancock como Shorter ya habían dejado su estela para liderar sus propias agrupaciones.

Con los tres, en diferentes momentos, Davis consiguió sacar adelante algunos de sus mejores trabajos. Para la historia de la música queda aquella mítica formación en la que Herbie, Wayne y el genio de Alton tocaban con Ron Carter y Tony Williams. Por no hablar del tiempo que Marcus pasó al lado de Davis y su colaboración posterior en el inmejorable disco Tutu.

Está por ver cuál será el listado final de canciones que conformarán estos seis exclusivos conciertos, aunque seguro que será complicado elegir entre toda la producción de un Miles Davis que, a pesar del parón musical que tuvo durante un tiempo, no paraba de entrar en el estudio, subirse a los escenarios, componer bandas sonoras...

Seguro que muchos son los que recuerdan todavía la única ocasión en la que Miles Davis desplegó su maestría en la capital alavesa. Fue el 12 de julio de 1988, con un grupo en el que se encontraban Kenny Garrett, Bobby Irving, Adam Holzman, Joseph McCreary, Benjamin Rietveld, Ricky Wellman y Marilyn Mazur. En el apartado físico, el genio no estaba en su mejor momento, pero aún así hubo algo mágico que rodeó todo aquel día. Por cierto, como curiosidad, rememorar que, dos jornadas después, el que pisó las tablas alavesas fue Hancock.