Vitoria. La temporada expositiva de la Escuela de Artes y Oficios cuenta desde hoy con tres nuevas propuestas que servirán al centro para cambiar de año. Fotografía, pintura e ilustración se dan la mano en esta ocasión hasta el próximo 21 de enero, aunque las muestras no se podrán visitar entre el 23 de este mes y el 10 del próximo por aquello de las vacaciones navideñas. Aún así, con el público se encontrarán las creaciones de Aitor López de Audikana, Carlos Francés y Yolanda Mosquera.
En lo que se refiere al espacio que por costumbre se reserva al artista invitado, en esta ocasión ese lugar lo ocupa el fotógrafo López de Audikana, premiado el año pasado en el certamen de Periscopio, con Réquiem por la niebla. Se trata de una serie de imágenes en las que el autor toma como punto de partida la desaparición de la televisión analógica y su sustitución por la digital. A partir de ahí se construye un discurso entre nostálgico y reflexivo, en el que la pequeña pantalla se convierte en protagonista.
"Encontré un viejo aparato en el sótano del piso de mi piso de alquiler y fue el detonante al pensar que ya nunca los televidentes verán esa niebla que siempre aparecía cuando se terminaba una emisión o no había señal, algo que para, por ejemplo, la gente de mi generación era tan común", describe.
Por su parte, Mosquera regresa al centro en el que ha obtenido parte de su formación con La ilustración: narración con imágenes. En este caso, como el propio título indica, la autora recopila dibujos pensados para acompañar a libros, cuentos, publicaciones en prensa y otras ediciones, pero los muestra sin la presencia de la palabra.
"Mi intención es acercar el mundo de la ilustración, un sector que es muy desconocido pero que es muy amplio e interesante. La verdad es que me maravilla mucho esta forma de hacer", comenta.
Por último, Francés se deja llevar por la pintura en Lo que queda de la vida. El alumno de Artes y Oficios toma a los que ya no están pero que siguen en la memoria para retratar el paso del calendario vital, el mismo que para cualquiera tiene un inicio, pero también un final. "He aprendido que la pintura es mi medio de comunicación, algo que me ha potenciado a nivel personal. Estos cuadros son ventanas a la memoria", apunta.